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EL CONDE DE SUPERUNDA.
iba siempre en aumento. Cuando en 1761
déjó - ~1
Conde de Superunda las riendas del Gobierno, exis:–
tian en la caja real de Lima
1.306.969
pesos
2
tea._
les. Teniendo en cuenta otros créditos y el presunto·
valor de los tabacos almacenados, estimaba el Virey–
las existencias en más de
5. 300. 000
pesos ; pero es–
tos recursos del Erario
er~n
imaginarios, por
est~·
casi en su totalidad consumidos
6
sin valor efec–
tivo. ·
,A
fin de que la minería; considerada hasta en-·
tónces el primer manantial de
h
foriuna pública
y –
privada, no decayese junto con el miperaf de Huan–
cavelica, se buscaron en la mina de Santa Bárbara
nue s vetas
y
se extendieron las exploraciones
á
otras provincias. En la de Huamalies se descuhri6·
la mina de Chonta, que pronietia mucho azogue;
pero las esperanzas concebidas allí
y
en Huancave–
lica no tardaron en disiparse. Aunque de una im ·
portancia
muy
secundaria. ibán
á
ser de produc-–
cion harto más duradera las minas de brea, descu-·
biertas en el pueblo de Chumpi, perteneciente
'á–
la provincia de Parinacochas,
y
en Amotape, que–
está en la de Piura.
En
~l
gobierno interior no ocurrieron sucesos.
memorables. El Cuzco, que estuvo amenazado de
alguna alteracion por la
d~scordia
de los vecinos
al
nombrar los alcaldes , conservó su sosiego, reser-–
vándose el Virey las elecciones, alejando de aHí
rá.
'un
abogado
é
intimidando
á
otro, que promevian