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EL CONDE DE SUPERUNDA·.
lentitud, malicia
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abandono en el despacho de los
negocios. Para que las mejoras pudieran empren–
derse con más acierto, se pidieron coh insistencia
noticias exactas, claras
y
completas Robre el estado.
del vireinato. Las razones suministradas por los cor–
regidores debian abrazar la descripcion de la pro–
vincia, sus confines, comunicaciones
y
distancias;
el número de doctrinas, sus anexos
y
habitantes,
con expresion de castas
'y
sexos; los curas secula–
res
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regulares, sus sínodos
y
obvenciones; los bie–
nes
y
cajas de comunidad, las tierras de reparti–
miento
y
la inversion de sus
product~s;
las hacien–
das de españoles, sus frutos, espendio de éstos
y
su
valor aproximado; la clase, labores, producto, be-
, nefibio
y
demas particularidades de las minas ; los
rios
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lagunas, con su orígen
y
pesquerías; los bu–
ques , hierbas medicinales y animales; las tradicio–
nes
y
monumentos; los puertos con sus pesquerías
y
comercios; el orígen, régimen, vecindario, igle–
sias, conventos
y
haciendas de las ciudades
y
vi–
llas· habitadas por españoles; el estado de las mi–
siones ,
y
cuanto se hallára digno de la considera–
cion del Gobierno. I:a direccion de tan importante
trabajo fué encargada
á
D. Pedro Bravo de Casti–
lla,
y
el re"' úmen ordenado de todos los datos al
padre
D.
Jo
é
Bernal, sacerdote del Oratorio, quien
fué despues reemplazado por el inteligente
D.
Cos–
me Bueno, catedrático de matemáticas
y
c0smógra–
fo
mayor del reino.