EL CONDE DE SUPERUND .
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42. 092 pesos 2 rs. ,
y
en el de Huamanga,
á.
30.371
pesos
y
•¡,real.
La venida de registros por el Cabo iba dando
ventajas inesperadas. Hecha la paz con los ingleses,
el apego
á
la rutina, el destemplado clamOToo de los
interesados en ella,
y
la perturbacion momentánea,
que por lo coroun trae toda gran reforma, hicieron
ereer, que convenia restablecer el ruinoso sistema
de galeones, y el mismo Virey, engañado por las
apariencias, lo olicitó del Ministerio, que estuvo
mejor inspirado. Una feliz experiencia no tardó en
convencerá las autoridades
y
particulares de lo mu–
cho que habian ganado en un comercio colonial.
aunque todavía sujeto
á
trabas perjudiciales, más
expedito. ménos costoso
y
más seg;u'ro para las vidas
y
haciendas. El fisco sacaba ya más, de cuatro re-:–
gistros, que de una flota entera de tres afio . La ciu–
dad de los Reye ; en tanto que Chile, Buenos-Aires
y
Potosí, méno dependientes de ella para su nego–
cio l edian con ulados
6
jueces de comercio ; re–
nacía de us ruin s m próspera, m s ella y con
mayores comodidades. La casas estaban mejor
amuebladas, lag nte con vestidos de mayor elegan–
c1·
ménos costo,
y
los· paseos lleno de carruajes
1uj
o ob tante lo estragos del terremoto ,
y
falta d carrer seculare , de empleos
y
ncomiend· no le permitieran un desarrollo
u r · pid , la p blacion pasaba de
54.000
almas.
a H· cienda adquirió una nueva
y
valiosa entra–
s