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EL CONDE DE SUPERUNDA.
para todo el alto Perú. Por ent6nces concibieron
las más lisonjeras esperanzas,
á
causa de haberse
:ref11ndido una multitud embarazosa de jueces en
solo el recto
y
entendid0 corregidor San Felices,
y
de haberse establecido, por consejo del contador Her–
boso, un .bamco de rescate, dejando para su fondo
2 "/, rs. en cada marco de plata,
y
empleando el ca–
pital reunido en h
abilitacio:p.esy compra de efectos
útiles al gremio. No dejaron de sufrir frecuentes
decep>ciones ; pero alguna animacion :provechosa
recibieron los negocios al nuevo establecimiento.
La explotacion mineral se sostenia
m~jor
en el cerró>
de Paseo, cuya opulencia hacia olvidar la de Potosí;
y
en las más apartadas regiones podian alimen–
tarse
~ueños
dorados , porque donde quiera se mos–
traban los Andes atravesados por inapreciables ve–
neros de riqueza, y aún entre los desiertos de la
Gosta las minas de Huantajaya prometian ' ya
fa–
bulosos tesoros.
La agricultura, nunca estimada por el valor, que
merecia, en regiones tan fért1les, como variadas
en sus productos, recibia siempre alguna impulsion
de la inmediacion del terreno cultivado
á
lo ricos
minerales, y debía prometérsela m· yor, desde que
el comercio pudiese ofrecerle salidas exteriores. Al–
guna idea podrá formarse de su movimiento en el
Perú por la grue a de los diezmos, que alcanzaba
en el arzobi pado de Lima á
119 .113
pesos
3
real10s.
en -el Cuzco
á
44.556 pesos 3 rs. , en el de Trujille>