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bernador nue-vo, y no cierto. Hernando Pizarro les r es–

pondió : ''No permita Dios que yo haga principio en

t,an gran deservicio suyo, porque no se podrían excusar

muertes de hombres si lo que decís se pusiese por obra,

y no quiero sino la paz

concordia que el Adelantado

conmigo quisiere, porque basta el de asosÍego que hasta

ahora hemos tenido, sin comenzar otros de nuevo.

Algunos prono ticaban lo que podía suceder por

lo que la otra vez en esta ciudad habían pasado,

pe–

sábales de ver · a Hernando Pizarro tan justificado,

porque claramente sabían que el Adelantado venía .a to–

mar el Cuzco y hacerse Gobernador dél; y como algu–

nos vecinos la primera vez habían servido y favoreci–

do a su Gobernador, sabían cierto que siendo Gober–

nador el Adelantado habían de ser de ·poseídos de sus·

repartimientos y muy mal tratados,

dijeron a Her–

nando Pizarro: "Pues vuestra merced no quiere pren–

der a estos, agora que tiene poder

que están dividi–

dos, hacemos os cierto que os verei en tiempo que que–

rais asiros de la oreja

no podái , porque nosotros

conocemos la intención del Adelantado de de la otra

vez que se quiso alzar con el Cuzco,

agora que se ve

con pujanza no d()jará de hacerlo". Hernando Pizarro

les respondió : "Bien conozco que ha de ser así, pero

no quiero dar lugar a que se pueda decir a ". lVI. que

yo fuí el primer movedor de tan gran daíío, ·antes me

quiero poner a todo lo que me viniere,

procurar con

él toda paz

concordia". El sufrimiento de Hernando

Pizarro en este tiempo se debe tener en mucho, porque

si él entonces quisiera bien pudiera prenderlo.!': todos,

éstos presos, el Adelantado no fu era tanta parte. De -

pués de esto hecho, volvió al Cuzco con mucha p6esa,

temiendo que el Adelantado no entra ·e primero en el