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y va el río por la una parte, no había en todo aquel
sitio adonde se poner otra ninguna parte llana, porque lo
demás es todo sierra o agua donde no se pueden aprovechar
de los caballos,
y
en las mesmas sierras, e como tengo dicho,
tenían los indios hechas sus fuerzas,
y
por lo demás es to–
do andenes;
y
por esta causa supuso allí
y
por estar.
más cerca para ofendellos. Ansí estaba
y
los españoles
con temor de las flechas no se osaban llegar a la muralla.
Hernando Pizarro, viendo esto, dijo a un viejo que .
con él estaba: "Pues los mozos no osan llegar ni hacer
ninguna cosa, vamos los viejos a probarlo ',
y
tomó al
viejo cano consigo
y
arremetió a las cercas hasta dar en
ellas con los peches del caballo, y alancearon dos indios,
y
a la vuelta fué cosa de ver las flechas que sobre ellos
llovían
y
la grita que les daban. Hernando Pizarro re–
éognosció la fuerza ser tal, que aunque llevara dos mil .
hombres era poco para allí por er la sierra tan áspera
y los enemigos tantos y tan animados, y el pueblo tan
fuerte, que aun con artillería, según las fuerzas de las
cercas, les hiciera poco daño. El Inga estaba en la mesma
fuerza con mucha gente de guerra y muy a punto, el cual,
como vido llegar
a
los españoles; manda que todos finjan
que huyen, porque la codicia de seguir el alcance los
desbarataría
y
sería causa para en revolviendo
o~re
ellos
desbaratallos por er toda la tierra de andene , a.donde
no serían señores de los caballos.
H ernando Piza.rro, sintiendo la caut la, mandó que nin–
guno se moviese; los contrarios, viendo que u ardid no
tuvo efecto, vuelven sobre ellos fuera de las cercas, con
una grita tan grande que parecía la i rra venir e abajo:
e .de improviso paresció tanta gente por todas partes, que
no se divisaba cosa en aquel circuito que no e tuviese
cubierta de indios. Viendo Hernando Pizarro el atreví-