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miró por í e hallo con ocho de a caballo, que los demás
e habían quedado abajo ienao la dispusición de la sierra.
orno los indio reconocieron ser tan pocos, r evuelven
obre ellos; aquí fué menester el esfuerzo · de Hernando
Pizarro, por lUe como la subida ha.bía sido agra, no podían
abaj ar sino lo..... caballos ele
diesti~o,
y
fuérale forzado
perder la vida . Viendo 1 tiempo en que e taban, fué co a
hazaño. a de ve:· la escaramuza
y
vuelta que con ellos traían,
(porque los ocho que con ' l e taban eran personas de
honra,
y
determinado a morir antes que de amparallo)
oncertados de manera que hacían la scaramuza tan tra–
bada, que quería parecer o parecía juego de cañas, porque,
a í como arremetían a ello los indio , todo lo que duraba
lo llano encima del cerro lo iban alanceando a las cabeza
de los · caballo ; como e acababa lo llano, revolvían lo.
indio" a la colas de lo mi mos caballos con una grita qúe
pare cía ras6ar e el cielo con llo.· ; esto era ha ta que los
e pañoles volvieron en u puesto, qu era otro alto
adond·~
e fortalecían. Fué tanta la nece idad en que les pu
i
ron,
que, por no cansar del todo ·
10
cahallo , no alían sino
de tres en tres;
y
desta manera . e o tuv:eron obra dv
dos horas con tanto peligro
y
traba jo que parecía co a
imposible podello ufrir. Gonzalo Pizarro e tando en u
cuartel vió lo que pasaba, e pare ci 'ndole que en tanta
dilación no podía Hernando· Pizarro lejar
el
llevar lo
peor, temiendo le acaecie e algún ele. a tre, pu o las pier–
nas a su caballo siguiéndole alguna p rsona de su com–
pañía,
y
no paró hasta . ubir toda la sierra
y
juntar e
con su hermano, que a esta hora traía el caballo. ya tan
cansado,
s~gím
lo mucho que había hecho, que a no so–
correlle fuera forzado mor:r él
y
lo que con él estaban.
Pue~,
como el so orro vino, dieron todo junto n lo
enemigos haciéndolo alejar, manera que tuvieron lugar