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Lope de Mendoc;:a con los suyos se yuan derechos
al rio de la Plata, entrada q?e llamaron del Go–
uernador Diego de Rojas , y segun dezian auian
de caminar di as y noches sin parar hasta akanc;ar
todo el fardaje y bastimentos que aui an embiado
adelante los días passados, mandando
á
los solda–
dos que yuan en guarda de todo esto que
camin~ssen quanto pudiessen sin parar. Creyendo Alon–
so de Toro ser assi, determino de descansar vn
dia, porque sus soldados venían cansados y bien
fatigados del largo camino que auian traydo, y .
los cauallos matados y desherrados, que auiah an–
dado en pocos días mas de ciento y veinte leguas,
y saliendo de la yglessia se fue a las casas de Die–
go de Centeno , en donde se apossento, que la ha–
llo despoblada. Desde la puerta mando al furiel
y
al apossentador Juan Rodríguez y Alonso de·Aedo
y al Maestro de campo Villacastin que apossenta-
se[nJ bien a los soldados,
y
deshazíendo el esqua–
dron fueron apossentados en diuersas casas, que
auia muchas vazias, a la redonda de su General.
Assi comenc;:aron Alonso de Toro y sus capitanes
y soldados a descansar porque auian andado mu–
cho en pocos dias.y en el camino passaron muchos
trabajos de frio y comida, porque toda esta prouiu–
cia de Atun Collao es frigidissima, como adelan–
te
diremos, y los yndios a uian a lpdo todos los ¡;;;_
timento por mandado de Diego Centeno. Aquel
dia que desca nsaron los soldados herraron bien
us cauallos y adobaron bien sus sillas , y tomando
otro dia por' la mañana en las a lforxas lo que auian
de comer por el camino sa li eron ele la vi ll a
y
co-