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hombres como se ocupauan tanto en las g uerras
hostiles, en donde g·astauan los thesoros de Su
Magestad
y
los que ellos tení a n, mas que en soco ·
rrer a las ygl essias de Dios y de sus S!lnct'os como
l r ey lo ma ndaua, que lo que e l a uia tomado que
lo auia gas tado en hazer e l mones teri0 del señor
Sancto Doming o, y que tambi en lo a uia gastado
en compra r muchos hornamentos, calices y pa te·
nas con otras muchas cosas pa r a ce lebra r y offi–
c ia r el culto diuino, y en hazer otras obras pías y
de caridad, porque e l monesterio no tenia ningu·
nos dineros, ni teni a r entas pa r a ell o . Por estas
cosas A lonso de T oro
y
los officia les de Su Mag es–
tad lo det uui e r on a Jo·un os dí as en la dicha casa
hasta que se determinasse muy
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bien lo que se a uia
de hazer de l, o has ta que se di esse noti cia dello al
obi pode la cibdad Don fray Ju an Solano, que es·
ta ua a l presente en la cibdacl de los Reye . l\Ias
despue en este yntermedio se hu)·o e l fray le , y
dizen que A lon o de Toro le dio de mano para que
e fu e se , porqu e e ta ua de comul gado por le au er
pre o, y porque er a u cuñado, casado co n u he r –
mana Doña
Ca~hal ina
de Sa lazar, y otro dizen
que la misma hermana le olto, y se fue a España,
que nunca ma . pare cio en Ja tierra ni se
upo
ma nueua del au nque
ft1e
bien bu cado por di–
uer a parte. .
G.
DI<
ANTA
LAR., .-
111.-2. º
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