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do e n la villa, que eran mercad eres y tratante.

que no sabian tomar armas en las manos, les man–

do con pena d e muer te y perdimi.ento de bienes

siruiessen lealmente a Gorn;alo Pi<;a rro , y en su

lugar al theniente Alonso de Mendo<;a que queda–

u a por su capitan, y que si a si lo hazia n serian

bien gratifficados . Por otra pa rte mando a todos lo

caciques y princ ipales yndios se viniessen a biuir

a la r edonda de la vill a, como antes lo olian haze r

en tiempo d e Francisco de

lmendras y de Diego

Centeno, y que truxes en muchos bastimentos

para los soldado

qu e con

lonso de Mendo<;a

qu dauan, y qu e a cada sold ado se le diesse un

yndio o dos de seruicio . Desta manera dexo hor–

denadas esta co as con otra (1) muc has que con–

uenian a la g uerra que se a ui a de hazer contra

Diego Centeno si sa li a del de poblado,

y

al bien

de aquella republica

y

de lo na turale de toda la

prouincia, poniendo lo pueblos que estauan va–

cuos, en cabe<;a de Gon<;alo Pi<;arro, porque los

encomenderos e tauan con Diego (2) Centeno. He–

chas esta

cosa

con otras muchas e

a lio de la

villa con d.oscientos

y

quarenla hombres y ma

cinquenta oldado de los de Diego Centeno que

se le auian passado en la retirada que hizo. De

manera que lleuo a l pie de trescientos

.Y

quinze

hombres, con los quales entro en e l Cuzco. Yendo

por sus jornada contada y de pueblo en pueblo

llego a la cibdad, en donde fue de los cibdadanos

( 1)

Tachado:

cosas.

( 2)

Tachado:

d~.