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que era bien acordado de no aguardar al enemigo
por las causas propuestas. C0n este acuerdo y
para effectuar el negoc io luego embiaron fuer a de
la villa todo el fardaje, ropa y comida q e tenian,
en yndios y carneros de la tierra, que son de car–
ga, al despoblado que va hacia el rio de la Plata,
y
las cosas de peso que no pudieron lleuar las es–
condieron y ente rraron sobtilmente en las casas
de los y ndios que estan poblados a la redonda de
la viila. Hechas estas cosas, ya que Diego Centeno
se quería poner en camino con los suyos tras el
fardaje ·le dixo el capitan
l~ibadeneyra
que no se
partiesse tan pres to hasta en tanto que Alonso
de Toro llegasse cerca, para ver lo que hazia n su
contrarios. Y demas des to que podría se r que ve-
'
nida la noche a lg unos vezinos del Cuzco y amigos
s uyos que venian con Alonso de Toro se le podrían
passar a la boz del r ey , donde no viii iendo alg uno,
que entonces podría tomar su den-ota tras el fa r–
daje yendo por la posta y a la ligera. Diego Cente–
no lo hizo as5i, a unque otros fn eron de parescer
contrario , diziendo que los soldados que a llí es ta–
uan de mala gana se podrí an huyr para yrse al
campo de Alonso cte. Toro , y que mejor era partir–
se luego su poéo a .poco por su camino adelante,
que agua rda1· a l contrario. E l Genera l tomo el pri–
me r parescer
qu~
el (l ) capitan Ribadeneyra le
auia dado, aunque a Ja verda d no dexo de embiar
algunos solda dos de a pi e y de a cauano tras el
fardaje, y el se quedo co n todos los demas de a ca-
(1) i\fs.
del.