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Escouedo e Geronimo de Carauajal, sus sobrinos, e
Diego de Caraµajal; e para poder salir sin ser senti–
dos aguardaron a que el Fattor se rretraxiese a dor–
mir, e despues que vieron que estaua en s'.l lecho
salieronse de cassa a juntar con los <lemas, e al
tiempo que salian encontraron a vn loco llamado
Mosquita, al qual persuadieron quisiese yrse con
ellos, y no pudieron acauarlo con el, y luego que los
vido yr, Mosquita el loco se fue a la posada del Vi–
sorrey, adonde con voz alta le dixo que toda la gen–
te de la ciudad se le huya. El General Vela Nuñez
que aquello entendio, tomando sus armas se junto
con el capitan (
1)
Diego Albarez de Cueto, y con
otros amigos que alli tenian,
y
el Visorrey se levan–
to a gran priesa de su cama
y
dixo: ¡Valame Dios,
y
que sera esto.;
y
V~la
Nuñez mando tocar al arma
y
acudi eron los capitahes Alonso de Varrionuevo,
Montalvo
y
Lorenc;o de Estopinan
y
Seuastian de
Coca, e otros muchos, y entendido como se avía
huido gente de la c;iudad, se mando que por las lis–
tas que los capitanes tenian se mirase los que falta–
uan,
y
el arma se torno a tocar con mas rruido,
y
andauan todos turbados y pocos sabian por qué;
y
como se dixese que Don Baltasar y los Carauajales
se avían huido con otros que eran de la conpañia
1)
Tachado:
Fran cisco.