XLVI
por lo que deuian a los mercaderes. Assimismo los
mercadantes han quebrado y decaydo de los credi–
tos que tenian, a causa que los mineros estauan
destruydos, que no cobrauan lo que assi les deuian;
¡remedielo Dios y el Rey, pues que pueden hazello!·
que en la tiérra ay quien lo haga muy bien, sino que
falta licencia y facultad para ello, y dineros, que son
los ynstrumentos y neruios de la guerra, y con ellos
se hallaran muchos hombres y buenos soldados para
los
~paciguar
y traer al conoscimiento de Dios y al
vasallaje de Su Magestad. Paresceme que basta esto
en quanto a lo que toca a estos chichip:iecos, que
libro ay particular dellos, que escreui en mis
Callo-
_.
.
quios,
y de los males y daños que han hecho desde
el principio de su rebelion, en donde se cuentan y
relatan largamente las costumbres y malas
yn~lina
ciones que tiene
to.dala generacion de los chichi–
mecos que ay en la Nueua España, lo que se a po–
dido collegir y saber por los que han conuersado
con ellos:.
(r).
Como las campañas
cpg.tr.~.
lo_s
c~ichimecas
empe–
zaron en el virreinato de D. Luis de Velasco I
y
no
cesaron hasta que aquellos bárbaros indios se some–
tieron en el año 1591, es av.enturado precisar cuándo
militó Guti é rrez en la Nueva España. De todos mo-
(1)
Quinquen arios;
libro V, cap . XXIV.