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su arte. Allegado a la costa de la mar, como no avia
barcos, p6r estar e,n Gaura, para en que el Visorrey
pudiese atrauesar a la ysla, despues de bien pensa–
do usaron de otra mayor maldad, que fue mandar al
Visorrey que entre dos peque.ños
ha~es
de paja se
metiese, para que
~n
yndio lo llevase a aquella ysla.
El afiixido
o~brn,
temiendo no ser sorvido en el mar,
blandamente les rogaua no quisiesen que se pusiese
a peligro tan grande; mas no enbargante sus dichos,
el leal .cauallero fue puesto en aquella paja, pidiendo
primero un testimonio a Simon de
Al~ater,
escriba–
no que alli , estaua, de como pedia y rrequiria a el
Licenciado <;epeda no permitiese que asi fuese lle–
uado, y tambien le pjdio otro testimonio de todos los
que avian venido de Los Reyes con los Oydores; Si–
mon de Alc;;ater lo.s dio e yo los e visto, y aun los
tengo en mi poder; y por ser esta la
sustan~ia
no
los pongo a la letra. Entrado en la balsi.lla el Viso–
rrey, dos yndios le lleuaron a la ysla que ya emos
dicho, partiendose luego el licenciado Rodrigo Niño
con los otros que yvan a guardar al Visorrey, en
otras balsillas como en la que el avia ydo; y allega–
dos a la ysla, el Visorrey fue puesto en una tienda a
todo el rresjstedero
del
_.sol_, que no es poco en
aquella rregion, pues jamas las nuves, aunque mas
agua conxelen, derraman c0n que la tierra pueda
ser
rro~iada;
,Y alli oyo artas feas palabras de los