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los qemas capitanes,
saliess~n
luego en su
seg~i
miento, y assi se fue a
med~o
galope de los caua–
Uos, que en pocas oras se pusieron en el puerto,
que son dos leguas pequeñas, y al tiempo que alle–
garon estauan ya amaynando las
vel~s
el vergan–
tin y la chalupa. Estando assi el Visorrey parado
con todos los suyos, vieron que no combatian los
nauios, ni liablauan con los de la ,flota, mas de lia–
zer su salua como es vsso
y
costumbre entre naue–
gantes, y al cabo sacaron un batel chico en el gual
saltaron ,hasta seis hombres y se vinieron a ,tierra .
.Como los del barco vie:r_-on tanto caualleró
pues.foa la·orilla del agua, luego entendieron. lo que po–
dia ser, porque los vieron· a todos armados y los
arcabuzes a punto, y assi llegados saltaron en tie–
rra sin ningun rezelo que tuuiessen. Assi corno sal–
taron, luego el Visorrey se a'delantó
á
les pregun–
tar quienes eran, y de donde' enian, y ·luego res–
pondio Geronimo de la Serna y dixo con' palabras
de
comedimi~nto:
Alonso de Cáceres e yo venimos '
de la cibdad de Arequipa con algunos hombres de
bien a seruir a Su Magestad con nnestras perso–
nas,
y
a besar las manos de su
s~ñoría
yllustrissi–
tila
y
a hazer .todo aquello que nos mandare. El
Visorre~
se holgó mucho . con la 'enida destos
hombres, que los que estauan con el· le dixeron
quienes eran, y estando a cauallo les dixo: yo soy
el Visorrey por quien venis demandando· y enton–
ces se allegaron a el a besalie las manos, y el los
rescibio r,nuy graciosamente y los abrac;:ó dandoles
la buena pro d.e sus llegadas. Bueltos los marine–
ros que salieron del vergantin, sacaron en tres bar-
/
,
•.-.