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"94

DI cunso Pnr:w11NAn

e creyó seguro de la victoria. Votóse la proposicion en el parlamenlo :

ofreciéronle formalmente la corona,

y

Cromwell

á

pesar dee oaplazó su

deseos con intencion de vencer las última resi·tencias. Manifestábanse

estas mas obstinadamente entre los generales ma allegados

á

su perso–

na, y fueron de lodo punto insuperable por u sincero amor á la repú–

blica, por vergüenza de no dar un mentí á su antecedentes politicos, ó

por venganzas de rivalidades ofendidas.

Cromwell se lisongeó de que esta oposicion no era ma que un capri–

cho : estaba ya decidido

á

marchar de frente

y

coronarse on su propia

mano cuando supo que acababa de pre enlar e sol mnemente al parla–

mento una peticion redactada por uno de sus apellane ,

y

firmada en

nombre del ejército por gran número de oficiales reclamando lealtad

á

la

buena antigua cau a

y

rechazando el restablecimiento de la monarqula.

El protector convocó en el acto el parlamento en Whitehall y admirán–

dose de que nadie protestara contra la conteslacion que aun no había

dado, rehusó formalmente el Ululo de rey.

En vano fue que revelándole el talento los defectos de u grandeza

se esforzó en cimentarla sobre ha es consagradas por el derecho

y

el

tiempo. io no quiso que el mismo hombre que babia hecho caer la ca–

beza de un rey y profanado las libertades de la nacion recogiera el honor

y

el fruto del restablecimiento de la monarquia el parlamento. Cr9m–

well tan poderoso contra la anarquia, tropezaba al Juchar contra las di–

ficultades de u ituacion, en el de poti mo. Había he ho renacer la im–

parcialidad en el órden ci il; mas cuando se vió ac·osauo por la necesidad

de cubrir los gastos de su gobierno, sometió todo lo reali las

á

las

exacciones mas inju tas,

y

todo el pal al r gimen de la tiranla militar

único medio de consumar aquellas exaccion . Glorlabase de haber

de~

vuelto á la

admi~istracion

de ju licia su esplendor y regularidad; mas

cuando hubo abogados ilustre que defendieron á los que babia mandado

p..,r::>eguir injustamente, cuando hubo magistrados integros que se nega–

ron

á

condenar

á

sus víctimas, maltrató, destituyó

y

redujo

á

prision

abogado y magistrados con una arbitrariedad sin ejemplo en lo tiem–

po de

infau~ta

memoria. Era demasiada arrogancia el pretender estable–

cer Ja monarqula legal sin renunciar las iolencia revolucionarias. rom–

well gozaba de un privilegio rara vez concedido : había pasado de la re–

volucion á la dictadura; pero no le fue dado trasformar la dictadura en

un régimen de derecho

y

de libertad.

las no le abandonó su prudencia durante

e~a

peligrosa pru ba : solo