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DI e llSO f>Hl\LIMINAn

ládo que un rompimiento

y

una lucha apa ionada con el único Estado r -

publicano

y

protestante que babia entre sus vecinos del continente.

Asi es como los republicano· ingleses en lo interior en lo esterior

recibieron de los sucesos ó se dieron á si mismos, á sus ideas y

á

sus e -

peranza . un ll'iste y solemne mentís. Habían prometido libertad; ejer–

cieron ia tiranía ; babian prometido la union

y

el triunfo del protestan–

tismo en Europa; hicieron nacer la guerra en u mismo seno.

Vanamente aquel gobierno se prolongaba, ganaba batallas y abru–

maba á sus enemigos : el instante de suconsolidacion estaba muy remolo.

La república

y

su caudillos se desacreditaban y decían continuamente

en medio de sus triunfo

y

de la sumision general de sus enemigos.

Un hombre, el principal autor del suplicio de Cárlo I y del estable–

cimiento de la república , Cromwell babia presentido su resultado y e

preparaba á convertirlo en provecho suyo. De pues de la muerte del rey

y

de Ja proclamacion de la república se babia verificado una metamorfo-

is prodigiosa, pero natural en el carácter de aquel hombre. Impelido

ha ta entonces por sus pasiones de sectario yambicioso contra los enemi–

g·o de su fé

y

los ob táculos de su fortuna se babia. dedicado entera–

mente á destruirlos. Mas así que la obra de .destruccion fue consumada

se sintió estimulado de una nueva necesidad. La revolucion estaba ya he–

cha; preciso era rehacer el gobierno. La Providencia que rara vez con–

cede á un solo hombre el duplicado poder de destruir

·y

edificar había

dado á Cromwell disposiciones para ambas co a :

termi~ado

supapel de

revolucionario apareció en la escena con el carácter de Dictador.

Al mismo tiempo que su e piritu grande

y

per picaz comprendía

aquella necesidad dominante de la nueva ·situacion, romwell echó de ver

qu~

el gobierno que intentaban e·tablec&r no llegaria

á

con eguir suobjeto.

Fijó una penet.rante mirada en la instituciones y en los hombres

y

al no

er unidad, ni elementos de

con-olid~cion,

ni porvenir en las primera ,

dedujo que el seno del poder tendria que verse desgarrado por la guerra

intestina y por continuas incertidumbre . Al observar las mezquinas

y

quiméricas aspiraciones de aquellos hombre , y su pa ione mi erables

y

ciegas comprendió tambien la incesante lucha revolucionaria entre el po–

der y la nacion: el buen sen tido de Cromwell midió rápidamente

y

se

sonrió del parlamento

y

de sus jefes que e erguían á manera de sobera–

nos. n gobierno poderoso

y

normal no podía na er de tales antece–

dentes.

Desde enlonce romwell no se preooupó

si.no

de una ola idea que