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ID TOITTA
de promesas, en que le instaba
á
que volviese Ja paz
á
u paí . Lle
ó
ela
lord Beaucharnp, sobrino del conde, y parecia que la recibían favorable–
mente muchos coroneles de u ejército.
«
opuedo conte tar, dijo E sex;
. solo acon ejaré al rey que vuelva al parlamento.
i>
Cárlos no in istió; qui-
' zá aun,
á
pesar del de astre de l\larston-1\loor, deseaba muy poco la
intervencion de tal
medi~dor
; pero en torno su o babia obstinados parti–
darios de la paz; el espíritu de independencia
y
de exámen dominaba
entre lo realistas; el nombre del rey no Jer ia a sobre ellos su antiguo
imperio, y muchos oficiale discutían libremente en su reunione los ne–
gocios públicos y sus voluntades.
Persuadidos
á
que si habia Essex desechado toda negociacion era
porque las promesas del rey se le pre entaban sin garantia, determinaron
ofrecérsela,
y
le imitaron
á
conferenciar con ellos. Lord Wilrnot y lord
Piercy, comandante de aballeria de artilleria, e laban al frente de es–
ta trama; ra 1primero de e to , osado, animo o e timado por uale–
gre afabilidad, el otro e di tinguia por su carácter frío, arrogante, por
su audacia
y
por u aficion
á
dar banquetes
á
u oficiales. Al sabet
Cárlos e te proye to se ncolerizó ; pero la intencion gu taba aun
á
los
mismo qu la l'iticaban y por lo tanto e tornó el partido de con entir : ,
la carta que e envió al lord-general tenia un carácter oficial, é iba
fir–
mada por el prlncipe Iauricio y 1 onde de Brentdford, general en jefe
del ejército.
<t
Iilore , respondió Es ex, al prin ipio de vuestra carta ba–
blais de la autorizacion que teneis para dirigfrmela, tocante
á
mi , no me
ha dado ninguna l parlamento, y no podría hacerlo sin ser traidor
á
mi
juramento. Vue tro en
1
idor Essex.n Tan seca negativa irritó
á
los rea–
lista
y
a no se habló ma de negociacion; Wilmot y Piercy perdi ron
us mando ,
y
olvieron
á
empezar la bo tilidades.
Pronto e encontró Es e· en una situacion dese perada : combatía
diariamente, oto para aminar de peligro en peligro; se can aban u
soldados y se mpezaba
á
murmurar; los estrechaba cada vez mas el rey,
levantando redu los; se veia a la caballerla irnpo ibilitada de ir por for–
raje; ap na le quedaban libres algunas comunicacione con la costa,
que
por donde olo podia procurf.r e vivares ; y
á
último de ago to
taba ra tan aco ado , que los i:eali tas podian ver lo que pasaba n u
campamento. En tal e tremidad , ,mandó
á
la caball rfa,
á
u o frente
estaba
ir
Willian Balfour , que atra e a e como pudie e entr los enemi–
go , y e pu o en marcha con la infantería para llegar al puerto de Fo .
favor de la noch
y
de la niebla, logró pasar la caballeria entre do:.