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HISTORIA
mandado asimismo que se os envien 6,000 fusiles, 6,0 O uniforme
y
500 pares de pistolas , para equipar
y
reanimar á vue tros soldados.
Creen todos que vuestra permanencia en e te condado, para reorganizar
y
poner en
mo,~miento
los distintos cuerpos, tendrá los mas saludables
efectos.)>
Grande fue la sorpresa del conde : esperaba persecucione , ó cuando
menos amargas quejas; pero su fidelidad recientemente probada , la
grandeza misma de su descalabro
y
Ja necesidad de hacer frente al ene–
migo, unia
á
sus partidarios los hombres vacilantes,
y
contenia á su
enemigos. Essex , afligido por su desgracia
y
por su falta, ya no les pa–
recia temible : le conocían,
y
preveian que pronto para no esponerse
á
golpes tan terribles abandonaria el campo. Hasta entonces, tratándole
con dig·nidad se daba muestras de energía; se evitaba una informa ion
desagradable tambien acerca de las cau as del acontecimiento;
y
por úl–
timo se empeñaba
á
hacer un nuevo esfuerzo
á
los partidarios mismo de
la paz. Tan hábiles como ardorosos los jefes de Jos independientes, calla–
ron, yel parlamento pareció sostener con unánime dignidad tamaño de-
astre.
La actividad y la firmeza de su ademan paralizaron un tanto Jos mo–
vimiento del rey, quien dfrigió
á
las cámaras un men aje pacifico, y se
contentó despues con amenazar algunas plaza , como Plymouth, Lyme,
y
Por tmouth que se rindieron. Mas ·á último de setiembre supo que
'Montrose había por fin encendido la guerra civil en
E~cocia,
y alcanzaba
ventajas.
De pues de la batalla de lar ton-Moor, disfrazado de criado,
y
se–
guido solo de sus amigo , había. aquel jefe pasado
á
pié la frontera de
Escocia dirigí ndose a tratbern
á
casa de un primo uyo, para aguardar
el desembarco de los auxiliares irla nda es que Antrim debía enviarle.
Ocultába e de dia,
y
andaba de noche errante por los cercanos montes,
oyendo en persona la relaciones de sus confidentes. Pronto supo que
habían desembarcado a lo irlandese',
y
que e adelantaban robando
y
saqueando, pero sin saber donde dirigil e,
y
buscando á su vez el
general que se les había prometido. cercábanse al condado de Atbol;
e le· presentó de repente l\lontro e en trage de montañés,
y
acompaña–
do de un olo riado : al instante le reconocieron por jefe. 1rumor de
u llegada acudieron muchas bartda ,
y
sin perder momento las llevó al
combate, exigiéndolo todo de su valor, yprometiéndolo todo
á
su rapaci–
dad : quince dia despues babia ganado do batallas, ocupado
á
Pertb,