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nE L REVOL CION DE INGLATEílfü\ .
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le echaba piedra y lodo. No bien habían llegado á su alojamiento,
cuando e talló un tumulto ; Hollis y \"\ hitelocke salieron al instante; al–
guno oficiale reali'la llamaban
m?°serables, trnúlores
y
rebeldes
á los
dul équito de los comi ionados,
y
no querían permitir que se acerca en
~l
hogar. Hollis cogió por el cuello
á
uno de los oficiale , y lo acó
á
fuera, echándole en cara su conducta. Whitelocke hizo otro tanto; e
·erraron las puertas de la posada, y el gobernador les dió una. guardia.
Al anochecer, mucho miembros del consejo, Hyde entre ellos, pa aron
á
ver á los comisionados, escu aron tales desórdene , les dieron mues–
tras de sus deseos pacíficos
y
les participaron que el rey los recibiría al
dia siguiente.
La audiencia fue corta : lord Denbigh leyó en alta oz en presencia
del consejo de la córte las proposiciones del parlamento , tales que el
rey no podia a eptarlas ; se le pedia que entregase su poder á la descon–
fianza de las ámaras,
y
su partido
á
la venganza ; mas de una ez se o ó
ntre lo presentes un murmullo de cólera; sobre todo , cuando e leyó
que quedaban escluidos de toda amnistía los prlncipes Roberto y Iauri–
io, que estaba.u presentes, todos se echaron á reir; pero el rey les im–
puso silencio con mirar severo, y continuó escuchando con paciencia y
gravedad. Concluida la lectura :
c1¿
Teneis poderes para tratar? dij-0 á lord Denbigb.
-No señor; nuestra mision consiste en presentar á
V. M.
las pro–
rosiciones, y á solicitar su respuesta por escrilo.-Eslá bien, os la en–
viare asi que pueda;
1>
y los comisionado se retiraron.
·Al
anochecer, Hollis
y
Whitelocke con asentimiento de sus colega
hicieron una 'isila á lord Denbigh, gentil-hombre de cámara,
en
otro
tiempo amigo .suyo,
y
á
quien sus heridas habían impedido pasar
á
ver–
lo . No había trascurrido un cuarto de hora cuando entró el rey y le
díjo con muestras de afecto :
<1
iento macho que no me bayais hecl10 proposiciones mas razonables.
- eñor, dijo Hollis, son las que el parlamento ha'creído deber adop–
. lar, y espero que podrán tener buenos resultados.
El Rey:
Lo sé· no podíais traer mas que lo que os entregaban, pe–
ro conUe o que algunas de e tas propo iciones me han admirado sohre
manera ; eguramente no podeis creer que la razon y el honor me per-
mitan accederá ellas.
·
Hollis
:
Bien es erdad que o
la
hubiera de eado mejores; pero
la
ma
·orla.. .
,,.