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su nombre. No podQrnos faltc¡.r al honor del país que se nos ha confiado,
y
e nue tro deber dar á conocer á V.
l.
que estarnos decididos
á
de–
fender con riesgo de nuestras vidas y haciendas los justos derechos
y
el
pleno podei· del parlamento (9 marzo 1644.)
Perdió la asamblea de Oxford toda e peranza de conciliacion, y con–
sideró desde entonce por demá su existencia. Continuó sin embargo
hasta el 16 de abril, publicando largas y tristes declaraciones, votando
algunos impuestos y empréstito , dirigiendo amargas quejas
á
las cáma–
ras de Westminster, dando al rey muchas pruebas de fidelidad ; pero
tímida, inactiva, impotente, y solo deseosa de grangearse alguna digni–
dad hablando constantemente al monarca del órden legal y de la paz. Es–
te, que temía tales consejeros, tardó poco en encontrarlos tan importunos
como inútiles : ellos mísmos se cansaban del innoble papel que con tanta
solemnidad hacian. Despues de pompo as protestas sobre que modelaría
su conducta pot sus consentimiento , Cárlos pronunció su di olucion, y
á
poco se felicitaba ya con la reina por ' erse libre <<de ese.parlamento ra–
quiti o, guarida de cobardes
y
foco de sediciosa mociones.
l>
Próxima
á
abrir e la campaña, e le anunciaba ya con pocos lison–
jeros au picios. A pesar de la inaccion de los dos ejércitos principales,
la guerra babia continuado con ventaja para el parlamento en todo Jo
restante del reino. Al rordesle, despues de sei semanas de triunfo , ha–
bian sido ca i
en~eramente
d struidos por Fairfax en el condado de Cbes–
ter
y
junto
á
Natwich los regimientos llegados de Irlanda. Al Norte, ha–
bían empezado Jos escoceses su movimiento de invasion'bajo las órdenes
del conde de Leven. alióles al encuentro lord Ne' castle; pero durante su
ausencia derrotó Fairfax en elby á un numero o uerpo de realistas, y
para librar la plaza de York de todo riesgo, se vió aquel preci ado
á
en-
errarse en ella. Al Este, e formaba un nuevo ejército de 14,000 hom–
bres al mando de lord Iancbester y de Cromwell , dispuesto
á
dirigirse
donde fuese necesario un refuerzo. Al IediodíaJ junto
á
Alresford, sir
"illiam Waller babia alcanzado una inesperada victoria sobre sir Ralph
Hopton. Alguna ventajas del príncipe Roberto n los condados de Not–
tingan y de Lanca ter no compen aban ciertamente tantos descalabro .
Aumenlábase la indi ciplina y el de órden entre los reali ta , los hombres
honrados se entristecían
y
disgu taban, mientras los demás exigian la
li–
cencia por precio de un arrojo sin virtud : de dia en dia ejercía meno
inOujo la autoridad del rey sobre los jefes y el de e·tos sobre los solda–
do . En ;Lóndre por 1contrario eran cada vez ma enérgica la medi-