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111 TQl\IA
descartarse
á
toda costa de los presbiterianos. En tanto la cámara baja
acababa de perder el ma antiguo y útil de u jefes : Pym babia sido
arrebatado en pocos dias por una enfermedad ; menos brillante que
Bampden, no habia por esto prestado menos servicios.
Recto y enérgico, era habil
á
la vez para perseguir
á
un enemigo,
y
para dirigir una di cusion ó una intriga; para fomentar el encono popu–
lar, y para empeñar en la defen a de su cau a á Jo magnates vacilantes;
era infatigable para las comisiones, escel nte para dar uenta de medida
deci ivas : hallábase dispuesto siempre á encargarse de la funciones mas
penosas y temibles : nunca se vió agitado por d eo de gloria ó de for–
tuna ,
y
únicamente cedió á la ambician de que triunfase su partido. Poco
antes de la enfermedad habia publicado una apología de su conduela,
dirigida sobre todo
á
los amigos del órd en y de la paz, como impelido
de inquietud por lo pasado y de e panlo por las imputaciones del porve–
nir. Pero la muerte le libró como á Hampden del peligro de desmentir su
vida ;
y
lejos de abultar los posteriores re' olucionario tales como Crom–
\Yell, "\ ane y Haslerig unos leves indicios de zozobra de que dió muestras
n su últimos días aquel veterano de la reforma nacional, lodos preco–
mzaron altamente sumemoria. u cuerpo quedó de manifie to durante
muchos dia , ya para salí facer el anhelo del pueblo ,
'ª
para rechazar
Ja voz esparcida por lo reali tas de que llabia muerto de enfermedad pe–
dicular. na comision se ocupó de examinar el e tado de su fortuna
Y.
de
hacerle erigir un monumento en la abadía de \\
e
lmin ter ; la cámara
entera acompañó su féretro, poco de pues se encargó del pago de sus
deudas contraidas todas
¡
1parecer en servicio de la patria,
y
que subían
á
10,000
libras esterlinas.
Al tiempo que la cámara popular adoptaba slas di posiciones, una
diputacion de Ja municipalidad se dirigia á los lores á dar gracias á am–
bas cámara por su energía y al lord general por
~u
valor,
á
reno ar 1
juramento de vivir y de morir por su santa cau a,
y
á
invitarlas para un
banquete solemne en prueba do la union.
El parlamento volVió
á
grangear e toda la confianza. El mi mo dia
n que debia reunirse la asamblea de Oxford tuvo lugar un llamamiento
nominal en We lminsler; solo acudieron veinte dos lar s
á
Ja árnara
alta pero en la otra se reunieron dos ientos ochenta miembros : nótese
que otros ciento estaban ausentes por órden ó por el servicio del parla–
mento. esolvió este no sufrir de modo alguno que se pusiesen en duela
sus derecho , dese bar toda relacion con lo rivales que e 1s queria·