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HISTOlllA
colocarlas; algunas pobresmujeres llevaban su anillo nupcial,
y
hasta lo
alfileres de oro
ó
de plata que prendian sus cabellos: algunas tenían que
esperar mucho tiempo antes que las de carga en de su ofrendas. Infor–
mado Cárlos del buen éxito del llamamiento de la cámara baja trató de
imitarlo ; pero el entusiasmo no se imita, ni á nadie, sino al amor del
pueblo, es dado satisfacer las necesidades de una au a. La universidad
de Oxford envió al rey su vajilla; la de Cambridge iba á hacer lo mismo:
ya babia enviado parte de ella; pero Cromwell, vigilante siempre, se
echó sobre lo restante. Aduras penas pudieron los comisionados del rey
recoger de castillo en ca.stillo algunas corta sumas, y solo la sátira, vano
y
peligro oplacer de los cortesanos, quedó por consuelo á los caballeros.
Rabian llegado á York la propuestas de compo icion ; pero sus exi–
gencias dejaban muy atras las predicciones de los mas fanáticos realis–
tas, y quitaron toda e peranza á los ma moderado : las cámaras pedian
la completa de truccion de la prerogativa real
y
la concesion de un po–
der omnimodo. Creacion de nuevos pares, riombramiento
y
revocacioñ
de los grandes funcionarios de todo género, educacion
y
matrimonio de
lo hijos del rey, nego0ios militares, civiles y religioso , todo por de–
cirlo de una vez debía en adelante e tar sometido al formal
consentí~
miento del parlamento. Tal era en el fondo el verdadero objeto, y tal
debia ser andando el tiempo el inestimable resultado de la revolucion ;
mas no era aun llegado el dia en que esta ustitucion del poder parla–
mentario al poder real pudie e IJevarse
á
cabo por sola la influencia do–
minante de la cámara popular.
Imposibilitado el partido nacional de dar por consejeros á la corona su
primeras notabilidades, le era forzoso esclavizar Ja monarquía, medio en–
gañador é imposible, propio solo para sumergir al Estado en la anarquia
pero único que por entonces supo imaginar. Al leer aquellas proposicione ·
se indignó altamente el rey.
(<
i concediese lo que me pedís, contestó con
el ro tro encendido de cólera, aun podrían no presentarse delante de mi ,
sino con la cabeza. de cubierta; aun podrían besarme la mano y darme
el nombre de majestad ; aun podrian formularse vue tros mandatos con
esta palabras :
la voluntad del rey significada por las dos cámaras ;
aun podría hacerme preceder de la maza y la e pada,
y
divertirme con
mirar un cetro
y
una corona, ramos estériles que no darían Oor porque
el tronco estaría seco..... pero en cuanto al poder real y verdadero, yo
no seria ya mas que una imágen, un signo, un vano fantasma de re
:n
dijo, y rompió la negociaoion.