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DE LA REVOL CIO

DE INGLATERRA.

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ciudades del reino, cuya milicia debía permanecer bajo el imperio de sus

Estatuto y antiguas leyes : de pues partiópara York, viajando lentamen–

te. Alcanzáronle en Tlieobaltls doce comi ionados de las cámaras : al re–

cibir su respuesta habían votado que era una negativa, que si per istia

dispondrian de la milicia in su consentimiento,

y

que solo su vuelta

á Lóndres podía prevenir los males que amenazaban al reino.

F.l

tono del mensaje era áspero , como i las cámaras hubie en que–

ri do dar

á

entender• qne se sentían fue.rtes y no temian manifestarlo.

ti

Estoy tan admirado, dijo el rey, que no se como responderos : hablais

de temores

y

de desconfianzas; pues bien, con ul tad vuestra propia con–

ciencia, y decidme sino debo yo tamhien tener desconfianzas y temores.

He meditado bien la cuestion de la milicia; mi respuesta es justa;

á

ella

me atengo. Tocante

á

que resida cerca de vosotro , quisiera poderlo ha–

cer segura y honrosamente

y

no tener moti os para d jar á Whitehall ;

¿qué decís á esto? Por mi honor os aseguro que solo de-eo paz y justi–

cia para

:ni

pueblo; e pero que sabrémantener estos done , y para de–

fenderme

á

mi y

á

mis derechos cuento con Ja bondad de Dios;

n

y

con–

tinuó su camino.

Ocho días de pues, (9 marzo 16

~2)

se le presentaron nuevos comi–

sionados en Newmarket, con una de laracion en que el parlamento reca–

pitulaba todas su pretensione

y

temore , JUStificaba su conducta, y le

conjuraba á que volviese

á

Lóndre , corrie·e en armonia con su pueblo,

y

disipase de este modo los funestos presentimientos que agitaban

á

todos

los corazones. Una viva emocion se traslucia al través de un lenguaje

enérgico, que asimismo se manife ...tó en la entrevista de los comisionados

con el rey; su conver acion fue larga, familiar

y

agitada, como entre

individuos que miran próximo un rompimiento,

y

procuran hallar algun

medio de persuadirse. Era evíd nte que do partidos que juzgaban ine–

vitable la lucha e taban decidido

á

sostenerla, solo deseaban hacer un

último e fuerzo de on iliacion , aunque sin e.peranzas de buen éxi to . n

¿

Qu,

t¡u

i pues? dijo el rey '. ¿he violado vue tras le e ? ¿be rehusado

ningun bill para. la seguridad de mis úbditos?

:ro

o preguntaré yo lo

que habei hecho por mí. ¿Hay alguien que tema todavía? Yo ofrezco

un perdon tan general y tan co{Jlplelo como o otros mismos podais

id aNo.-¿ Pero la milicia, señor? dijo lord llolland .-La milicia l yo no

me he negatlo .-Vuelva pues . M. por lo menos cerca delparlamenlo.–

Ningun acto uestro me invita ha hacerlo; ¿creeis que me decida ues–

trn declam ion? ciertamente que no habrei encontrado tale medios de