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RISTOUIA
enero, vi pera de la reunion de la cámara baja, Cárlos, seguido de su
mujer, de sus hijos y de algunos criados, dejó la ciudad de Lóndres
y
1
pala~io
de Whitehall, que ya no debía atravesar sino para dirigirse al
'1adalso.
Ai
dia siguiente á las dos de la tarde se vió el Támesi cubierto de
chalupas que conducían
á
Weslmin ter
á
los cinco miembros, seguida
de un sin número de góndolas brillantemente empavesadas
y
llenas de
ciudadanos.
A
lo largo de ambas orilla marchaban paralelamente lo
milicianos de Lóndres, llevando en )as puntas de sus picas las úlbimas
declaraciones del parlamento; mandábalo el capilan kippon, educado
en los campamentos de Gustavo Adolfo : era este capilan hombre ru–
do, pero sencillo, osado, de au leras co lumbre ,
y
mu popular. eguia
á
la comitha un gentio inmen o, y al pasar por delante de Whiteball
desierto, e detuvo esclamando :
ce¿
Dónde e táD' ahora el rey
y
sus caba-
llero
?
qué se han hecho?
l>
ro bien llegaron los cinco miembros
á
West- . . ·
min ter, cuando se apresuraron
á
celebrar Ja adhesien del pueblo
á
la
causa pública;
y
lo jerifes, introducidos an la sala, recibieron gracia
del presidente. Al salir se les pre entó otra comitiva : cuatro mil gentil–
hombres, terratenientes, etc. enido
á
caballo del condado de Buckin–
gbam, patria de Hampden, querían entregar
á
la cámara una peticion
contra los lores papistas, contra los malos con ajeros,
y
á favor de su
digno representante; llevaban tambien otras para la cámara
al~,
como
lambien para el rey,
y
se dejaba ver inscrito en us sombrero el jura–
mento de vivir
y
de morir en defensa del parlamento contra toda cla e
de enemigos. Dominaba en todas parles ese entu iasmo fiero
y
animado
que permite é in liga
á
los jefes populares á probar las mas o adas reso–
luciones : los repre enlantes del pueblo se arrojaron
á
ella ,
á
la manera
que aprovecha el piloto un viento fuerte, pero propicio. La cámara á la
pocas horas de e lar reunida voló que ninguno de su miembros pudiera
er arre tado sin su con enlimi nlo. Adoptó e un bill que daba
á
la cá–
mara derecho de-reunirse donde les pluguie e,
y
e redactó un mensaje
para pedir al rey que e sirviese quitar
á
ir John
n
ron el mando de la
torre. Jnterin se aguardaba la r puesta, e ncargó
á
kippon que colo–
case guardias alrededor de e
Le
fuerte ; se en iaron carta á oring, go–
bernador de Porl11mouth, prohibiéndole recibir en la ciudad tropas ómu–
niciones
in
aulorizacion del parlamento;
á
i1' John Ilotham, rico
é
influ-
ente en el condado de York, se le ordenó partir sin demora para ir
á
lomar el mando de Ilull, plaza importante,
y
llave del _orle de Ingla-