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1·16

Hl TORIA

á

efeoto. Ofendidos su ma discretos amigos, se iban alejando de su lado

y

ya nada le aconsejaban. Publicóse una proclama, mandando cerrar

las puertas

y

no dar asilp

á

los acu ados; pero á nadie alucinaban estas

órdene ; no se ignoraba la morada de lo cinco miembros,

y

sin em–

bargonadie osaba penetrar en ella. olo lord Digby quiso espiar con su

audaeia la imprudencia de sus con ejo , y su cobardia en la cámara alta

en los momentos de Ja acusacion. Ofreció al rey dirigir"e en persona,

acompañado de Lunsford y alg·unos

caball~ros,

á prender

á

los acusados

y conducir elos muertos

ó

vivo . Pero Cárlos bien ft1ese por una sombra

de respeto á la leyes, bien por timidez,

llO

aceptó la proposicion

y

resol–

'~ó

pasar al siguiente dia á pedir de un modo solemne al con ejo munici–

pal la entrega de los acusados, lisonjeándo e que por medio de su pre–

sencia y suaves palabras haría entrar en su deber al pueblo cuyo encono

no había alcanzado á preverse.

En efecto salió

á

las diez de la mañana de "\"\ hitehall, sin e coita, co–

mo si tuviese entera confianza en us súbditos. AgrupábaEe á su paso el

gentío, pero frío

y

silencioso, y dirig·iéndole solo la voz para conjurarle

que no se indispu iera con el parlamento. En alguno puntos se oyeron

gritos ma' amenazadores; resonaron las pala.bras

privilegio! privileg1:ot

y hasta hubo quien hechó en su coche un folleto intitulado :

A

!1ts tiendas

Israel'/

'grito"·ae~i,ebeifón

'de

·1a~·

diéz·tribus de Jerusalen al separarse de

Roboam. Al llegar Cárlos

á

Guildhall reclamó los cinco miembros con afa–

bilidad y

du.lzura,~protestando

su adhesiori

á

la reforma, su buena fé en

las

conces1ónes~.,~

·p'rBmelieiído obrar en todo segun las leyes. No se oyó

el menor aplau o : el consejo, á par que el pueblo, estaba triste

y

taci–

turno. Dirigióse el rey

á

uno de lo jerifes, ardoro o presbiteriano, y le

dijo que iría

á

comer

á

su casa. Inolinóse este,

y

oncluida la sesion re–

cibió al rey con pompa y re peto. Pero

á

su vuelta

á

Wbitehall, Cárlo

solo obtuvo del gentío la misma acogida

y

entró en su palacio airado y

abatido. Acababa de reunir e la cámara; en el acto votó que de pues de

tamaña iolacion de su privilegios no podía deliberar libremente ha ta

tanto que se le hubiese dado una reparacion

y

una guardia para ponerla

al abrigo de tales ríe gos : se prorogó por ei dia ; mas no por esto

permaneció acti a.

na junta revestida de plenos poderes, recibió 6rden de establecer e

en la ciudad , para dedicar e

á

una informacion sobre el último atentado;

y examinar el estado general del reino, particularmente el de Irlanda, de

concierto con lo ciudadanos fiele amigo del parlamento. La in lalacion