Table of Contents Table of Contents
Previous Page  121 / 472 Next Page
Information
Show Menu
Previous Page 121 / 472 Next Page
Page Background

OE LA HEVOL C!ON DE lNGLATEl\H¡\.

·J

1•1

ante que e le presenta en, anunció en una sesion solemne que solo lo

. a eptal'ia con una resel'-va conta el preámbulo , donde se le negaba el

derecho de mandar una leva. Los asuntos de Irlanda estaban paraliza–

do ; por esto intimó á lo repre entantes del pueblo _que se ocupasen de

este particular, y ofreció formar un uerpo de 10,000 voluntarios si pro–

metía el parlamento pagarlos. Reuniéron e por su parte los obispos para

deliberar sobre su ituacion ; todo era violencia para ellos

á

la puertas

de la cámara alta, y determinaron retirarse, consignando en una pro–

le ta las causas de su conducta,

y

declarando nulos é inválidos todos lo

bilis que fuesen adoptados sin el concurso de todos los miembros lejiti–

mos necesar'io del parlamento. Improvisada esta protesta

y

firmada

por doce obi pos, fue inmediatamente recibida por el rey, puesto que le

daba esperanza de anular algun día bajo este pretesto los actos de un

parlamento fatal que no le era posible domar. 1 instante, in partici–

parlo á u nuevos consejero , cuyos consejos temia mas de Jo que apre–

,iaba su influencia, mandó á su guarda- ellos que la pre entase

á

la cá–

mara alta, aplaudiéndo e interiormente de su destreza en saber prepa–

rar e un feliz porvenir (30 diciembre

1641).

urna fue Ja sorpre a de los lores, pues no podian creer que doce

obi"po cuya exi 'tencia en la cámara era un problema, pretendiesen dis–

poner asi de la suerte del pal'lamento, anulándolo con su separaoion.

omunicada sin demora la protesta á la cámara baja, fue recibida con

aquella cólera aparenté, que e alegria e reta in pirada por las faltas

de un enemigo. e propuso

y

resol ió al momento la acusacion de los

obi pos por haber atentado á las le e fundamentales del reino

y

á

la

exi tencia de los parlamento . Indignados de su imprudencia, ó

apr~ve­

chando tal vez la co untura de poder abandonar sin mengua una cau-

a perdida, su mi mos amigos guardaron silencio ; solo una voz se o ó

n u farnr, diciendo que no e les debía hacer comparecer ' ante lo

jue e , sino en iarlos á Bedlam. La cámara alta admitió la acusacion,

y

los

hizo meter en la torre. Los diputados de la otra cámara supieron apro–

vechar la sazon, renovaron

i

amente todo sus ataques. e habían

quejado ya de la declaracion del rey tocante al bill sobre quintas como

contrario

á

Jos privilegios de la cár:r¡ara, que no pel'mitian que se entro–

metiese n ningun bill dul'ante u debate,

y

se insistió en la necesidad

de garantir ólidamente e to pri ilegio , única áncora de salvacion en

medio de tales peligros. Indigoáronse de que e hubiese encargado el

gobierno de la torre

á

ir Tomás Lun ford, hombre in bienes, sin pie-