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DE LA REVOL CION DE IKCL TEl\R .

·

J,.. f

rxito de nue tl'os trabajos : siempre hemo e-lado

y

e taremos pronto

á

de~

odero , como tambien á vu tro e po o y

á \

1

ue Lros hijo .

i>

Re–

til'ál'on e in tumulto : notable ej mplo de re er a en medio del entusias–

mo,

y

de gravedad moral o la intrigas de lo partido

Las peti ione eran uniforme ; toda Jamaban por la reforma de la

iglesia, 1castigo de los papi ta y la repre ion de Jo malvado . Algu–

na avanzaban ha ta el punto de amenazar abiertamente

á

la cámara

alta : <(Que lo nobles Jore , se decia, que de ean lomar parte en las es-

lenle re olucione. del parlamento, e unan

á

lo repr sentantes d l

r

ueblo, volando con ello en un solo cuerpo : con esto e di iparán todo

nuestros temores, y se prevendrán Jo golpe

á

que por de e pera ion·se

arrojarían al cabo los hombre mas pacifico .-Nnnca hemos de confiad

de la cámara baja, e clamaba el pueblo

á

las puerta de We lmin ter ;

pero dicen que todo Jo paraliian Jo lore ;

el

nseno lo nombré de lo.

que asi impiden la buena armonía entre la do cámara' : pronto busca–

remo un remedfo. » un en el eno mi mo de la ámara alta el lenguaj

de lO'S p rtido era ya el de la di cordia. ce Cualquiera que rehu e unirse

i\

lo repre entante del pueblo en la cuestion de Ja milicia, dijo el oud

Je Northumberland, es enemigo del E t.ado.» e le intimó que e es–

plica e.

ce

obrado lo entendemos todos,»

e~clamaron

sus amigo qu en

esta cuestion pertenecían á la minoria. La muchedumbre e taba

á

la

puertas ; se apoderó ele los lores el temor ; muchos de ellos e salieron ;

otro mudaron de opinion; el mi"mo canciller Littleton, alvo inútilc

reservas, dió su voto en favor de la cámara baja,

y

pocos dias de pue

fue adoptado al par que el bill de esclusion de obispos, de-que hacia lre

meses que no se hablaba.

o e tando todavía redactado el deor.eto sobre milicia no se presentó

al rey ma r¡ue ese bill : la perplejidad de Cárlos llegó al estremo. Aca–

baba de anunciar á las cámaras el próximo viaje de la reina : habic. re–

nunciado para aplacarlas á Lodo procedimiento contra lo cinco miem–

bros;

cons~nlia tambie~

en nombrar gobernador de Ja torre

á

ir John

onyer , designado por los repre entantes del pueblo ; pero entraba en

su miras eludir n adelante toda cue tion hasta tanto que estuvie e dis–

puesto para sus fine peculiares.

L~

esclusion de los obi pos era para

él un cargo de conciencia; el abandono de la milicia entregaba á u

contrarios todas la fuerza del pais.

In

ligábanle sin embargo; u mis–

mo consejeros no creían que pudiese negarlo todo; lord Falkland se in–

clinaba siempre á las concesione ; Colepepper insistía vivamente en la

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