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Eo
inn~cesario
inaistir sobre este pun·
to.
La diferencia entre la condición
so·
cial del
virreinato
y
la
nuestra es
in·
rue·nsa. ¡,Cuánto esfaerzoino
representa
el haber ascendido
venciendo
la
pode·
_ rosa fuerza del hábito
y
ue
las costum·
bresque
nos
impelía
á bajar 6 cuan·
do menos á
permanecer estacionarios!
ccEl
gobierno del Virreinato
se
halla·
ha
completamente
minado
por
los
vicios de su
organización,
y
tenia for .
zosa,mente que caer.»
((Eran
seculares profundísimos: se
hallaban en los elementos de
las
razas
n lo más íntimo del si tema
politico,
adm
nistrativo
y
religioso;
y
en tal
ca·
so, el esfuerzo de
un
grupo más
ó
men s numeroso
de
individuos
y
la
faerza de
ciertos acontecimientos his–
tód
'os, de carácter transitorio, no
pue·
d
n
d
tener el curso de las
leyes
so·
cio16gic s.»
ccEt
Gobierno
de
Fernando
VII,
opo–
niéndose
al
es{)iritu
y
á
los
esfuer·
zo
de los
leai
l dores de Cádiz,
y
oprinu ndo
á
Ja América demostró
bi n
pronto que
los
males sub
i
tian
rr
i
d.o •
y
que lo
hombres
y
las
in
ti
u ion se pafiolss no
podían roo·
difi
r r formar ni ostener su gobier–
o n America.
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Di
cu o, ágin 17...-73; 175-76.
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