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raLte Ja invasión francesa
y
la forma·
ción de milicias en las principales ciu–
dades del virreinato para rechazar
á
los enemigos de la Península.
t:)
Ea
cuanto
á
los criollos, dice el Dr.
Prado:
cNo eran, por cierto, las leyes de
Indias, que ordenaban que en los
puestos de América fueran preferidos
los criollos, ccporque nuestra voluntad
aes que los hijos
y
naturales de ellos
asean ocupados
y
premiados donde
anos sirvieron sus
antepasado~ »,
las
que favorecían el privilegio de los pe•
ninsulares para ocupar los empleos de
América.~ra
la práctica, la costum·
bre,con
mas
fuerza que la ley escrita,
la que había establecido este monopo–
lio en favor de los espafioles, qne re–
presenta uno de los
-fenómenm~
socia·
les, de la época del virreinato, más
digno de ser estudiado, por la trascen–
dencia que él ejerció, no sólo en la vi·
da colonial, sino en el movimiento de
emancipación.» ,
<eAJgunos criollos peruanos, por sus
méritos relevantes
6
por astuta politi·
ca del gobierno espafiol, que quería
atraérselos, sobre todo en los últimos
tiempos de la dominación, deeem·
pefiaron, como Olavide, Baqufjano,
Morales
y
Duarez , puestos cnlmi •
nantes, en Espafia,
á
donde procura·