LXX.
Prólogo.
de repuesto y para cargar las armas y equtpaje de
los de á pié, salió de Cartagena
el
24
de octubre
de
1536,
por la vía de tierra y en direccion del
pueblo de Cenú, mientras las municiones iban en seis
bergantines por mar
y
despues por 'el rio hasta di–
cho pueblo. Pero habiendo sobrevenido tal diluvio
1
que estuvo
á
punto de arruinarse Cartagena, les
fué .
preciso voÍver
á
esta ·ciudad, donde llegaban el
II
de
noviembre. Tornaron á salir el dia
13
todos embarca–
dos, y fueron de esa manera hasta las b?cas del Cenú,
des.dedonde, la gente por tierra
y
los seis bergan–
tines por el rio, marchando despacio, llegaron á Fin–
cenú en
20
de diciembre. De allí, reformados y pro–
veidos de nuevo, con mejor tiempo, por ser principio
de verano en aquellas regiones, partieron el sábado
23
muy llenos dé esperanzas por las noticias estupendas
que les comunicó cierto cacique de un lugar no lejano
del Cenú, diciendo que las riquezas de Urute no dis–
taban sino doce jornadas de despoblado, caminadas
las cuales, darian en pueblos grandes, en especial uno
de piedra con los postes de las casas aforrados de oro.
T omáronle por guia con unos cuantos indios de los
suyos y otros que aseguraban ser vasallos de Urute;
caminaron con rumbo hacia
el
oriente las doce jorna–
das
y
muchas más por
selva~
y
pantanos intransitables;
como era de suponer, desatinaron los embusteros ada-