L:XVIII
Prólogo.
su
her~ano
en' busca de los vel'leros de or'o de ias mon–
tañas madres de los rios Atrato, Cáuca
y
Magdalena,
y ·
á
emprender otras nuevas por- el mismo rumbo;
confiándolas todas, por supuesto, de aquellos capitanes
má$ descontentos de su antiguo
j~fe
(a).
1
.· •
· A César se le dió la del
Guaca (b),
.para ·donde salia
á
2 1
de
agos.tode
1536
con
40
peones,
8
ó
1
o· ginetes
y
50
caballos . .Alonso López .de Ayala, teniente de Va–
dillo en Urabá, fué en éuatro barcos p9r el. Atrato ar–
riba
á
vers~
c;on la
Da~aiba;
de la llamada ·del
Uru.tese
encargó
Alon~o
de Cáceres, caudillo · de uno de los
.ejércitos''.despedidos del Cen
~
por don Pedro de Here–
dia, como ya
r~ferí,
y
á
quien éste de$p\leS hubo de
despojar de unos cinco mil
pes~s,
gíl:naaos
6
ra~cheados
..
en su penosa ·v uelta
~ ~artagen~, p~r
rµayo de
I
5_36.
"Era
t~mbien
el
tal Ur.ute .un ·cacique
6
.señor po4e-
(a)
Aparte de la
imp aci~n te
ri:validad
y
.de las
mir~s
.codiciosas que
pudieron impul ar
á
Vadillo_
á
,meterse en entrad as
y
conqui~tas,
exis: ia
otra razon de su conducta:
11
De acuerdó de todos, dice en su cart a
á
la
E mperatriz, se
pe~ só,
pues por la cédula de'. Y. M. se habian de empres–
t ar
4.000
pesos
á
los
co nqui st~dores
con que s.e remediasen
y
sosegasen
sus pema1n ientos acerca del P erú , que se le.s aviase
y
armase
par~ d e~cu-
·
brir minas
d~sta
y
de la otra parte de las sierras de Abrevá, donde se es:.
peran.
11
(b)
O del Adoratorio, porque se coh t aba que hácia aquella
par.teexis–
tia , entre otras maravÜlas, uno semejan te al de
F1ncenú,
fabricado con oro
y
piedra,
dond~
el D iablo, bajo
el
nombre de T ucubo, recibia mult'itud de
pFesentes de aquel metal.
.