Prólogo.
LXXV
cientes para poner la mano donde estaba
el
deseo; la li-
.
beralidad.
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la codicia, la mansedumbre
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la fiereza, la
gratitud
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ingratitud, la caridad
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el egoismo, la inge–
nuidad
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la doblez, la ira
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la continencia, la malicia
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bondad, todas estas cualidades, pasiones
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·apetitos,
que tiranizan
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gobiernan el carácter cuando á la vo–
hmtad no le es dado moverse libre y soberana-, eran
dóciles instrumentos de ella, y que, segun el caso, acu–
dian
á
servirla. Condenará esos hombres absoluta–
mente porque una vez
ó
dos necesitaran"cometer un
delito, es tan injusto, en mi concepto, como ensalzar–
los de la misma manera por lo· bueno que
hi~ieron
á
vueltas de
lo-
malo. Lo que hay que ,ver es .si realiza–
ron lo que se proponian
y
si lo que se propusieron no
fué
la obra más grande en que se ha -ocupado la hu–
manidad. Por lo demás, ¡dichosos los que tuvieron
bastante con la virtud; para vencer · en todos los com–
bates de la vida!
La expedicion de Juan de Vadillo al Guaca, á las
Sabanas
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á las montañas de Abibe-que ·de estas tres
maneras se la llamó (a),-fué la más numerosa y mejor
organizada de cuantas se llevaron á cabo en las Indias
hasta aquella fecha. Dieron principio los aprestos en
(a)
Y segun Fernández de Oviedo, del Dabaibe tambien, aunque creo
que en esto se equivoca. (Lib. X:XVII, cap. X.)