LXXVI
Prólogo.
octubre de
1537,
en cuyo mt?s '
6
al comenzar del in–
mediato zarpaban de Cartagena tres navíos con gente
para San Sebastian de Buena Vista; seguíales
el
ju~z
·
en
19
de noviembre con un bergantin
y
una fusta,
y
~1
dia de Navidad de
1
537
reunia este caudillo bajo su
mando en aquel pueblo hasta doscientos españoles,
muchos negros
é
indios de servicio y quinient<;>s
y
doce
caballos
(a);
con copiosos pertrechos, así para atenderá
las
necesidades de la guerra, del camino
y
del laboreo
de
mina~,
como para cumplir en toda regla con los
preceptos religiosos, pues llevaron ornamentos y vasos
sagrados
y
hasta mold€s de hierro para hostias. En
atencion
á
las dificultades del terreno
y
falta de recursos
del país por donde habia de transitar la numerosa hues–
te, cada soldado de
á
caballo llevaba tres: el uno de
montura, otro para el hato
y
otro del diestro con
fas
arm{ls y para pelear cuando llegara el caso; al servicio
del ginete
y
cuidado de las bestias iban un
moz~
y
un
(a) Rarísima vez se hallan conformes las
historia~,
crónicas
y
docu- "
mentos particulares en el número de hombres
y
caballos que comp_onian los
ejércitos de Indias. Herrera, que indudablemente tomó sus datos del ori–
ginal de Cieza, dice que fueron en esta jornada
3
50
esp~ñoles
y
5
12
caba–
llos. Vadillo, en carta
á
un amigo suyo, la cual copia casi
á
la letra
Fernández de Oviedo (l . c.), escribe que llevó
11
hasta
200
cristianos con
un clérigo
y
un fraile de la Merced. .. Yo me atengo
á
este dato, pero el
lector puede escoger, s1 quiere, un término medio, ó entre los extremos
el
que
más le plazca.