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L
(.,
,
XLIV
Prólogo.
de España, ó
el
de su llegada al Nuevo Mundo. Yo
creo que debe darse la preferencia al último de los tres:
· primero, porque se relaciona con un caso concreto
y ·acerca del cual no cabe la menor
du~a,
al paso
que en los otros dos se citan edades
y
fechas, cosas
fáciles de olvidar, como se observa en muchos de
nuestros historiadores del
sigl~
XVI, y ahora en el
mismo Cieza, segun hemos visto; y des.pues, porque
ninguno de los varios lances ó aventuras
per~onales
que él re.cuerda en las partes de su crónica que yo
conozco, se refiere á tiempos anteriores al año de
l
S
3
5;
indicio muy atendible
y
que no
veo
1
desmentido en
ninguno de los documentos
y
relaciones históricas que
aluden á los sucesos por Cieza recordados.
Aceptada exclusivamente la cita del tesoro de Caxa–
marca, queda inaveriguable, es cierto, el año del naci–
miento de Cieza; pero entre tanto,
y
con ayuda de
aquel indicio, puede asegurarse que pasó al Nuevo
Mundo entre los eneros de
1534
y
1535·
Es más que probable que se embarcase en San Lú–
car de. Barrameda, puerto
~e
donde salían todas las
expediciones que para Indias se proyectaban y organi–
zaban en Sevilla;
y
que la Nueva Lombardia
6
Carta–
gena de Tierra Firme fué la primera que pisó
de~
conti–
nente americano, dedúcese de que en ella pone los
primeros casos de su vida de aventurero.
Y
si esta de-