Prólogo.
XLIII
años,
y
gastado en las Indias de mar Occeano tiempo
de más de
17',
lo cual no se conforma ni puede con–
formarse con lo prímero; pues si contaba
32
años
en
1550,
diez
y
siete años ántes contaria, por fuerza,
quince, no trece escasos, y tendria que haber nacido
en
l
51
8,
y llegado á las Indias en r
533,
no en
l
51
9,
y
l
5
3
I
respectivamente, como quiere el señor Vedia.
Además, en
el
capítulo XCIV de la citada primera
parte, dice
el
autor: ''Estas.
~osas
[de la riqueza de los
antiguos templos peruanos] no dejo yo de pensar que
son' así, cuando me acuerdo de las piezas tan ricas que
se vieron en Sevilla, llevadas de Cajamarca, á donde
se juntó el tesoro que Atabaliba [Atahuallpa] prometió
á los españoles, sacado lo más del Cuzco ; y como las
tales piezas ' fueron vistas en aquella ciudad á princi–
pios de enero de
1534,
mal las hubiera podido re–
cordar si hubiese pasado á Indias en
l
53
l,
ó, segun
los cálculos de Mr. Markham, en
l
5
32
en la flotilla
de don Pedro de Heredia,
6
en
l
5
33,
como resulta de
los datos terminantes consignados por Cieza al fin de
la primera parte de su obra. De cualquier modo, es
evidente la contradicion de sus palabras en ese punto,
y en vista de ella, lo único que procede es averiguar
cuál de los tres asertos presenta más visos de certi–
dumbre, para elegirlo por base de las cuentas que se
quieran hacer sobre su edad, el año de su partida
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