L
Prólogo.
Este modo de sepultar á sus señores y á las personas
principales, no era exclusivo de los pueblos cenúes;
muchos otros practicaban lo mismo, y ya lo nota Cieza
á
seguida, y ántes lo .habia notado al hablar de las
huacas
ó
sepulturas de los yuncas, en la primera
parte de su Crónica
(a);
mas en ningun pais de los de
América encontraron los españoles tantas reunidas ni
con tanto caudal de11tro de ellas. Por quintales nos
dice Castellanos que se alcanzó á sacar el oro en
Piezas de diversísimas figuras
Y de todas maneras de animales,
Acuáticos, terrestres, aves, hasta
Los más menudos y de baja casta.
Dardos con cerco <le oro rodeados,
Con hierros de oro grandes y menores,
Y en hojas de oro todos aforrados;
Asímismo muy grandes atambores
Y cascabales 'finos enlazados,
Segun los de pretales y mayores,
. Flautas, diversidades de vasijas,
Moscas, arañas y otras sabandijas
(b).
La fama de las provincias del Cen
ú
venia de los pri–
meros años del descubrimiento de Tierra Firme. Pe–
drárias Dávila, gobernador de Castilla del Oro, al olor
de este metal, cuya abundancia en ellas se
oi~
pon-
(a)
Cap. LVIII.
(b)
ELEG. Y
ELOG.
~
Canto citado.