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La Guerra de Quito.

negocio,

le'

aconsejaba lo efetuase,

y

quél seria

el

pri–

mero que con su espada haria camino por el cuerpo de

Piz~rro,

por donde con su muerte pagase la traicion

que en su pecho llevaba forjada. Y dicen que Gaspar

Rodríguez

y

Alonso de Mendoza

y

otros fueron

á

la

tienda de Gonzalo Pizarra,

y

que estando en su lecho,

descubrió la ropa, mostrando estar armado

y

dar

á

en–

tender que no inoraba el pensamiento de Gaspar Ro- ·

dríguez. Pero,

~l

fin, las cosas estaban en tales térmi–

nos, que si la nueva de Pedro de Puélles no viniera,

ellos se debarataran y Pizarra fuera muerto

6

preso;

y

con ella se aseguró, escribiéndolo luégo

á

la gran cibdad

de Cuzco, para que lo supiesen.

Despues de salido Gonzalo Pizarra de aquella cib–

dad, dende

á

pocos dias parescieron ciertas provisiones

quel visorrey enviaba para que le acudiesen

todo~,

ansí

á pié como

á

caballo, so pena de traidores; y algunas

destas hobo Gonzalo Pizarra,

y

otras vinieron

á

poder

de un clérigoJlamado Ortun

(a)

Sánchez de Olave,

el cual, despues de ser pasados algunos dias, las

fijó

en las puertas de la iglesia. Diego Maldonado, . alcal–

de del Rey y

á

quien Gonzalo Pizarra dejó con el

cargo de la justicia y por su lugar, no le habia pa–

rescido bien el intento de Gonzalo Pizarra, lo cual se

mostró bien claro desde

el

tiempo que <lió su voto en

cabildo, por lo cual. estaba impuesto y con voluntad de

mostrarse servidor del Rey, no embargante que te–

miese grandemente al vis.orey, ·por haber

s~guido

al

(a) Hortuh

ó

Fortun.