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La Guerra de Quito.
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recibimiento que se le debía al cargo tan preminente
que por mandado del Rey traia; y como Estopiñan
llegó y les dijo el visorey no venir con voluntad de
ejecutar las leyes hasta quel audiencia fuese asentada,
trujeron del templo el palio con que dél es sacado el
Santísimo Sacramento, cuerpo de Nuestro Dios, cuando
va á visitar algun enfermo, y se juntaron los alcaldes
Niculás de Ribera, y Alonso '.Palomino, y el capitan
Diego de Agüero, y Francisco de Ampuero, y el vee–
dor García de Saucedo y el fator 1Ílan Xuárez
~e
Car–
vajal,
y
Niculás de Ribera, el Mozo y Juan de Leon,
regidores, y el procurador Rodrigo Niño. El tesorero
con su gota no salió. Toda la cibdad estaba friste, llo–
rosa, con saber cuán en breve las leyes· habian de ser
ejecutadas. Los regidores estaban _vestidos ·de ropas
rozagantes y tenian en un palio puesto el paño que
decimos, que era de carmesí, porque como les pesaba de
su venida, ningun recibimientoletenianordenado, sino
era los tres requirimientos que no le presentaron por
consejo de Diego de Agüero. Los regidores y alcaldes
llevaban las varas del palio; acompañados . dé mucha
gente, allegaron hasta el rio, mostrando en lo público
todo regocijo con su venida.
El visorey, luégo por la mañana, se partió
d~
allí
donde durmió, y en
brev~
espacio llegó á donde le
estaban aguardando; habló á los del cabildo con mucho
amor, y ellos á él lo mismo, y fué metido
d~bajo
del
palio, yendo en un caballo morcillo con la estradiota.
de terciopelo negro con clavazon dorada. El fator
Illan Xuárez de Carvajal dijo.con ;oz alta:-Vuestra