Capítulo XXII.
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vian la grao. dificultad que venia si se.hiciese; y habla–
ron al tesorero Alonso Riquelme
y
al veedor García
de Saucedo, para que de parte de todos ellos rogasen
á.
Lorenzo de Estopiñan que fuese con la carra de creen–
cia para este efeto. Estopiñan se ofreció á hacer aquello
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que le decían; é ya que se queria apercib!r, entraron
en su cabildo
y
cónsul~a,
á donde acordaron de nuevo–
de que los
n~gocios
se guiarían mejor con que Diego
Centeno, pues había de
volver
á su villa, los llevase é
hiciese entender
á
los del Cuzco la voluntad que tenia
el
visorey de hacer por
el
reyno; y ansí, dieron parte
dello á Diego Centeno,
el
cual habia ya pedido licencia
al visorey para . se volver á los Chárcas. El cual fué
luégo
á
donde estaba, y le dijo cómo él habia venido
~aquella
cibdad como procurador de la villa de Plata,
de lo cual él estaba muy alegre por' le haber v isto y co–
nocido, porque entendia que
á
~odos
en nombre del
Rey haria merce4es; y que los del cabildo de aquella
cibdad le habian hablado sobre que llevase ciertos des–
pachos al Cuzco, que Su señoría viese lo que mandaba
y seria dello servido. A lo cual respondió el visorey,
que .no tenia ménos confianza de su persona, pues era
hijodalgo, y que se h.olgaba que llevase las cartas .que
los del cabildo le diesen, sin las cuales .él le daria-. el
trasunto de las provisiones i;eales que de S. M. traia,.
para ·que por virtud dellas le recibiesen por visorey en
la cibdad de Goamanga y en- el Cuzco;
d~ciéndole
más
que le rogaba hablase
á
todos los vecinos de aquellas
cibd~des,_
no entendiesen en ningun mudamiento, ni
su venida, pues era en nombre del Rey, fuese parte