Capítulo XIX.
siera
(a),
desde que entró en
el
Perú é vido las
provin~
cias alborotadas, é que quitando á las mujeres viudas·
sus indios de repartimiento tuvieran trabajo,---y la
honra con necesidad mal se sustenta-otorgar la supJi–
cacion para
(b)
el Emperador(c), como hizo
(d)
do,n An–
tonio de Mendoza
y
otros gobernadores,
(e)
tu~iéra
se por .servido y estuviera este reyno sin' pasar por tan
grande miseria y calamidad (/). Mas, ¿qué digo?
(g),
quel proveimiento del Emperador
(h)
y ven.O.a del viso–
rey no era sino lo que muchas veces he dicho, azote
que Dios inviaba á castigar la soberbia desta tierra y
otras cosas
demasiadas~
Sinó, díganlo los vecinos del
Quito, cuánta fué su prosperidad en aquel tiempo; pues
en los banquetes y fiestas, alguno
(i)
dellos ponia en sus
taolas saleros llenos _de oro molido en lugar de sal, y
todos tenian á treinta mill
y
á cuarenta mill pesos, y
otros ménos y otros más, los cuales en breve tiempo
habian sacado de las minas. Ellos mismos fueron por el
visorey
y
le trajeron_á su cibdad, á donde en los cam–
pos ·de Añaquito fué su muerte
y
de muchos dellos.
(a) ·'Visorey quisiera,
tachado; pero hay que dejar el
quísiera
para que
haga sentido.
(b)
delante del acatamiento
de
(Testado).
(c) nuestro sdior
(Test.).
(d) el presidente
(Test.) .
(e) S. M. se
(Test.)".
(f)
como por
él
'Vinieron
(Test.).
(g)
yo
(Test.).
(h)
nuestro sdior
(Test.).
(i)
muchos
tach .,
y
de
m1no
Je\
JtltJr?
la palabra pue.sta
en
su lugar.