La Guerra de Quito.
tambien hablaban lo mismo, mostrando tener voluntad
de irse de Los Reyes sin aguardar al visorey. Y como
praticasen estas cosas en muchas partes, Santillana
(a)
mayordomo del visorey, tuvo aviso dello, el cual á
gran priesa le hizo un mensajero, avisándoJe cuánto
convenia que con brevedad viniese á ella, y no estar
en Trujillo entendiendo en cosas livianas y muy me–
nudas, y que no convenia á su abtoridad y grave–
dad de su persona; en fin, le dió cuen ta de lo que pasa–
ba y del gran tomulto que habia en la cibdad y en otras
partes. Y ansí, un Mendieta, criado tambien del viso–
rey, tomó la carta y con mucha presteza salió de Los
Reyes y en pocos dias allegó á la cibdad de Trujillo, á
donde ya el visorey habia sido informado por Diego de
Agüero de algunas cosas de las que habian pasado. Y á
Los Reyes fué nueva que el visorey le tenia preso, lo
cual no era cierto ni él jamás pensó de lo prender.
Llegado, pues, Mendieta, alguna turbacion mostró
rescibir
el
visorey, no ostante quél no creia quel reyno
abiertamente se levantaria contra él; é decia, que si en
su compañía toviera cincuenta avileses, que con ellos
bastara á la pacificacion de todo el Perú, aunque qui–
sieran tirar coces contra las ordenanzas. Y luego dió
órden en su venida á la cibdad de Los Reyes, no em–
bargante estar Vela Núñez su hermano enfermo;
y
.con
él salieron de Trujillo el capitan Diego Alvarez de
Cueto, su cuñado,
y
el mismo Vela Núñez y los demás
(a) Santillan
en
el
original.