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La Guerra de Quito.
cómo ya estaba junto á su cibdad; y despues de haber
tratado en su congregacion lo que harian, acordaron
de le salir á recibir con ánimos alegres, creyendo que
no pretendia ni queria más que ser procurador gene–
ral del reyno; y ansí salieron todos á encontrarse con él
y le hicieron alegre recibimiénto, y él se fué .aposentar
á sus casas ó palacios, á donde muchos
d~
los vecinos
le visitaban p co
r
no mostraban que deseaban quél
con mano armada respondiese por todos; y otros,
al
contrario, le hacian grandes ofrecimientos, animándole
para que, sin mirar dificultades, tuviese fuerte, para
salir adelante con lo comenzado.
Primero que hiciéramos narracion de la entrada de
Gonzalo Pizarra en la cibdad del Cuzco,
habi~
de
contar nuestro cu nto la del visorey en la cibdad de
Los ey s; por llevar con órden
el
curso de nuestra
historia, no se puso al tiempo que se' habia de poner;
pero ba ta ue enti nda
el
1 tor que fué descuido mio,
y que el visorey entró en Los Reyes primero que Pi–
zarro en el Cuzco .-Tambien contamos en lo de atrás
cómo el visorey estaba en. la cibdad de Trujillo, orde–
nando algunas cosas tocante al buen tratamiento de los
naturales y poniendo órden en la tasacion,
y
que los
indios supiesen la libertad que tenian; lo mismo ·deci–
mos agora, que todavía entendía en estas cosas y en
otras, que despues se pudieran hacer por su mandado.
Y ántes que digamos su venida
á
Los Reyes, contare–
mos la salida que hicieron della ciertos vecmos del _
Cuzco.