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La
.
Guerra de Quito.
que por él le era mandado;
y
ansí, llevando ·cartas
del mismo Pizarro para muchas personas que eran ve–
cinos de Arequipa y de Los Reyes, se partió, y anda–
das algunas jornadas, dió la vuelta, porque supo cier–
tamente el visorey estar cerca de Trujillo.
En esto, Gonzalo Pizarro llegaba al lago de Titica–
ca, que es en la provincia del Collao, á donde se en–
contró con ei capitan Francisco de Almendras, el cual,
juntamente con dos mancebos sobrinos suyos, llamados
·
Die.gode Almendras y Martin de Almendras, venia
á
juntarse con Pizarro, entendido lo que pasaba y de su
ida al Cuzco; y .ansí, desde que se vieron Gonzalo Pi–
zarro y él, mostraron gran contento, ·porque tenian .
grande amistad desde
el
tiempo que anduvieron en la
conquista del reyno.
Prosiguiendo su camino, iban praticando entre ellos
muchas cosas; y como por todas partes se dijese que
el
capitan Gonzalo Pizarro venia al Cuzco, y esta fama se
hobiese extendido, salieron algunos vecinos de las cib–
dades
á
en~ontrarse
con él, y ansí en el pueblo de Ila–
be,
q~es
del Rey nuestro señor, se vieron con él Gó–
mez de Leon
y
Nogueral de Ulloa, Hernando de Tor–
res, vecinos de Arequipa, y un soldado que se decia
, Francisco de Leon. Y ansí, cuentan que de.spues de
que hobieron holgádose unos con otros, todas sus prá–
ticas y congregaciones era tratar sobre la aspereza de
las ordenanzas y rigor tan grave con que el visorey las
ejecutaba,
y
la poca benivolencia gue mostraba para
oir la suplicacion que los vecinos querian hacer para
adelante
el
acatamiento de Rey, como á su soberano
y