'!
6
Libro primero
De
los mesmos
demonios · ha ·
debaxo
de
estas tao
horribles
fi.
bla aun por mas horribles
figU·
guras,
nunca
oidas ,
ll~S
quiso
ras S. Juan en su Apocalypsi ,di· dará enterfder la grandeza de
ciendo (a): Vi una estrella que
los azotes de la Divina Justicia1
cayó
del. cielo en la tierra,
á
la
i
Qué pretendia, sino avisarnos
qua1 fueron dadas las llaves
del
por ·el horror espantable de
es–
pozo
del
abismo:
y
abríendo
la
tas cosas, quales serán
las
iras de
puerta de este pozo ,
salió
de
él Dios, quales los instrurnent-0sde'
una'grande humareda, como las
su justicia, quales los castigos de
. (}lle
suelen salir de
los grandes
los malos , quales las fÚerzas de
hornos de fuego;
y
del humo
de nuestros
adversarios~
para
que
esle pozo saltaron unas langos-
con el horror de tan grandes co·
tas
.en tierra,
á
las quales
fué
da.
sas
temblasemos
de ofender á
· • do poder para herir,
como
hie-
Dios..
Porque
?.
qué estrella
es
es·
rea.
los escorpiones,
y
fuéles
man·
ta,
que cayó
del cielo,
á
quien
dado que no hiciesen daño en el fueron dadas las
llaves del
abis ..
heno de la tierra, ni
én
los a.r- mo, sino aquel Angel tan
res–
bales ni en
cosa
verde ,
sino
en plandeciente que de allí
cayó,
á
solos aquellos que no tuviesen la quien
fué
dado el Principado
de
señal de
Dios en su
frente.
En
las
tinieblas~
i
Y quién
son aque·
este
ti~mpo
and rán los hombres
llas langostas tan fieras
y
tan ar·
buscando la mue-r te,
y
o la ha- madas,
sino
las furias
y
armas d_e
llarán. Y la
figu1a
de escas lan-
los otros sus coadjutores
y
rn1-
gostas era corno
oe
caballos
ar-
nistros, que son los demonios
i
mados pará. pelear,
y
sobre
.sus
i
Quién ·las plantas
ver~es, ~
cabezas teman unas coronas de
quien
ellos no
pueden
<lanar,
Sl·
oro ,
y
las caras eraa
como
ca~
no los justos que florecen
con
el
ras de hombres,
y
los cabeUos humor de la
divina
gracia'·
y
dan
como cabellos de .mugeres,
y
los· frutos de
vida
eterna~
i
Quién
los .
dientes como dientes de leones: que no .tienen sobre sí la señal de
y
tenian vestidas
unas
l-0rigas,
Dios ·,
sino los que carecen de su
como lorigas de hierro,
y
el es-
espíritu, que es la señal de sus
truendo que hadan con sus alas, siervos,
y
de las .ovejas d'e suma–
era
como
el
de
muc hos
car
ros
y
aada
1
Pues
contra
estos
misera–
-coballos q'l! ando
~. rremeten
.á
pe-
b les se apareja aquel exército de
}.ear.
Y
teman las
colas
como
de
la
Divina
Jus~icia
,
para que en
e-scorpiones.,
y
·tn
ell as
tni ían
sus esta
vida
y
en
la otra (en cada
aguij ones
para
herir.
Hasta
aqui
qual
de su manera )sean
atormen–
son
pa labras
de S. Juan.
Ruegoté
tados por
los
mesmos
demonios
pues
al"u·ra
me
d i~a s q 1~ é
pr eten-
á <jllit:n sirvieron :
asi· como los ·
día el
Espíritu
Santo
(que es
el
Egypcios (b) fueron
atormenta–
autor
de esta escritura) qu ando
dos
por las moscas
y
mosquitos
-
á
.(a)
Apoc.
9. · (b) ·
Exod. 8.