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78

metio

y

dió el Espíritu Santo, como

á

la tglesi'a universat,

re.

presentada por el concilio universal.

¿A

quien de los Apóstoles

o

de los Profetas, nominalmente se le dijo-Te

daré el espí·

i·itu de verdad, para que permanezca contigo eternamente?

Se

opundria aquello del

Salmi~ta.

Todo hl)mbre es mendaz-So·

lo á la Iglesia, que· eo; columna

y

base de la verdad, cierta.

mente se le ha dicho--

Yo rogaré por

ti

al Padre

y_

os dará

otro paracleto que permanezca con vosotros en eterno espiritu

de verdad,

ME parece,

m~

'voy deteniendo demasiad'l, en los que

solo deben ser unos prolegómenos--Opongo por último una

fuerza irresistible en la respuesta de Paulo

IV

sobre si podía

resolver el matrimonio

contraído por palabras de

presente

entre Francisco M.,morenci y Juana Halluyna.

Ne quaJ.m

vos

teneant decessorum meorum

f

acta et . exempla. quiz eatenus seqtti

volo, c¡uatenus secriptur<B autoritas, et theologorum rationes vos

ad illud agetidum inducent. Non dubito quin ego, et desseso·

Tes mei, errare alicurando potruerimus, non solum ·irt hoc, sed

etiam in pluribus aliis 1·erum generibus.

SEXTO Jeronimo Alano en el tratado de la ¡i>¡Otestad del

Papa (.) 1iuis

co c ·ar las opiniones: decia.

El

Papa er–

rando en lo que n) e

de

re,

no puede ¡¡er juzgado por el

concilio, c 1mo in

··

l'

Ni se estienda

á

no poder ser juzgado

en ca8o de h

·éiia-

Gum enin Pontijex hereticus extra eccle–

siam sit, P9

t

·

eJJ

ese desit et pontificiam potest tem ªmittit.

I:.e

preguntaría

j,Y

entonces en quien queda la potestad

?

en un

cuerpo superior, que representa

á

la Iglesia,

y

que 1amas pue-

de faltar ni errar.

,

.

SE remontan las pruebas hasta el concilio de Calcedo–

nia, tenido en el año de

451

es por esto, que dijo el Car–

denal de Cusa, que en

los concilios jenerales el Papa

con~.

curre al primero, pero que su autoridad se valoriza por

el

consentimiento de los otros, que celebran el concilio; que la

fuerza de

las decisiones, no viene del Soberano Pontífice, si·

no que. depende del consentimiento de todos; del suyo y del

de los otros.

Esto lo reconocio S. Leon en su carta á los

padres del concilio de Calcedonia.

"A fin dice: que la asam–

b

ea de hermanos y todos los fieles conozcan que estoy uni·

do con vosotros en sentimientos, no solo por los legados, que

han tomado mi lugar, si tambien por la aprobacion que dais

r.]

la.

pte, n.

126.

. \