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de mil quinientos setenta
y
siete en Ja Iglesia de Diós,
que
causó tal mutacion
1
¿Por qué en el año de mil quinientos
vemtid11s se juzgaba cierto, lo que en el año de mil quinientos
setenta
y
siete lo dejó de ser, juzgando Belarmino de un modo
opuesto? Nada se hizo, c¡ue fuese causa de mudanza
t•
n sú·
bita y repentir1a".
TRES años rlespues de Adriann VI la facultad de París
presentó esta conclusion:
Concilium 1renerale preferendum est
P apa in materia fidei. PatPt, quía universale concilium,
in
ma–
te1'ia fidei simil1ter
fil
mo1·um
[uam
idem est in utraque judi·
cium]
nt
indeviable: Papa est deviabilis sententialiter judicando.
¿Cuando se censuró
e~ta
próposiciun1
¿Cuando se declaro por
herética?
¿Cuando por contraria
á
las escrituras
y
tradicio·
nes?
Por desgracia s0brevi110 el tiempo, profetizado por el
Apóstol, en que no se sostendría la sana doctrina.
EL
concilio Senonensc en el año de 1528 en el decre–
to sobre la infalibi lidad de la Iglesia se explica en términos
elncuentisimos:
"l)eclara, que la Iglesia no puede caer en nin·
gun error sobre la fé
y
las costumbres, porque es la colum–
na
y
sosten d
la v rdad,
~
orlada
r
b11e piei:ira firme, que los
vientos
é
inuu
. irfe
no podrán trastornar
y
con ra la que
no prevalecerá
1
j
a
las puertas del infiernu-Siendo pues
esta Iglesia e l
lu~ar
d
habitacinn de Dios con los hombres, es
c<•nsiguicnte, qu
tí
ra
il
su seno, no s halle salud-Ella es una,
santa,
infalible, indefectible. Nunca puede decaer de la fé,
ni separarse de
la
caridad. Cualesquiera, que sea el que no
siga su autoridad en la doctrina
y
las costumbres, es peor que
un infiel."--Pongaseme
á
los ojos un decreto del
Tride~tino
en manifiesta contradiccion. Me rendiré
á
él. Sumiso lo obe–
deceré. Ha1
e
el sacrificio de mi razon.
Esto será créer
y
r espeta r la Iglesia, no alucinarse con la ciencia de Belarmino,
lus contradictorios discw·sos de Bolgeni, Ja acalorada defen–
sa de la Primacia.
·¿CoMo el Tridentino, sin descender de su elevacion cons–
tituina una potestad sobre la Iglesia! Alli se hallaron prela·
dos incorruptibles, incapaces de dübleg arse ni por el temor, ni
por las promesas.
¡Cuantos podria citar! El eminente Fe<le..
rico Nausea Arzobispo de Viena, escribió un papel, que pu•
blicó Joan Sturmio.
(.) "A ninguno de los mortales se pro-
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[ ·]
.tEfl_uitatis discursio super concilittrn delectorttm
Cardina-
lium.
'