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puro
abrazó
Suizos, Ginebrinos
y
otros · Estados.
€on las
ar•
mas en la mano entrego su alma á los demonios.
ME
ratifico en que los errores . de los heresia11cas, desdf!
los primeros siglos, fueron consecuencias, de haber querido en.
tender cada cual
á
su modo los textos divi11os.
Lo
observó
Tertuliano, ·antiquísimo padre, en el libro de las ·prescripcio.
nes.
"Ellos se entrometen, dijo1 en
las cscríturas
y
aducen
argumentos de ellas, Tratandp de la fé pretenden, que no
se debe arguir con 'Otro fundamento, que los documentos es•
critos. De este modo fatigan al firme, atrapan al débil,
y
lle.
nan
á
todos de dudas; Nosotros, comenzamos asentando por
máxima, que
á
estos hombres no se les debe consentir de
.ninguna manera, arguir con
las escrituras. En hecho, estas
disputas no producen otro efeeto, que
des~oncertar
el estóma-·
go
y
el cerebro. Es un errado mctodo apelar
á
las escri–
turas, si estas no deciden ,
ó
hav
á
lo men1Js alguna duda.
Y
aun no es este el éaso de apelár
a
ellas.
Se ha de inquirir
antes,
iá
quien pertenecen?
¿De quién, por quien, en que oca–
sion, a quien se
~ntrcgaron,
para que nnsotros viniesemns
á
ser
c1~stianos1
orque donde la verdad de la
fe- y
de la dis..
ciplina cristiana se
a fundado, alli esta la verdad de la es–
critura, de la in erpre a ion
y
de todas las t radlcionos cris–
tianas-La dhctri1 a e:i con ev idencia veTdadera, que fue pri·
meramente dada.
Po
el
contrario~
es fa lsa, la de ultima da.
ta. Maxirna inmutable contra todos los herejes: que presen.
ten el orijen de sus iglesias, la succesion de sus obispos des–
de los Apóstoles a sus discípulos.
Si vivis cerca de la Italia,
veis con vuestros ojos In Iglesia de Roma.
¡Dichosa iglesia
en la que ros Apóstoles dejaron la herencia de
Sil
doc·trina con
su sangre; donde Pedro fué crucificado como su Maestro, Pa.
blo degollado corno el Bautista! Si esto es asi, es muy cla.
ro, como se ha dicho, que
á
los herejes no .se IPs debe consentir
apel!lr
a
las escrituras, pues no tienen título para
el lo~Se
les pue.
de decir.
¿Quien sois? ¿de donde venís?
¿Que teneis vosotros
extranjeros con mi propiedad?
¿Con que derecho Marcion derri–
bais mis árboles? ¿Con qué autoridad Valentin trastornais el curso
de mis rios1 ¿Con que pretension Apeles, removeis mis linderr s?
El estado es mio: tengo la antigua
y
prirnera posesion de él: tengo
e l título entregado
á
mí por el propietario orijinal: soy heredero ele
los Apóstoles; ellos han declarado su voluntad en mi favo r: ellosº'
exheredaron, os repelieron como á extranjeros
y
enem gos
11 •
Exc LAMABA
el vigoroso S. Gerónimo:
"Nosotros de!iel'\Jos