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55

puro

abrazó

Suizos, Ginebrinos

y

otros · Estados.

€on las

ar•

mas en la mano entrego su alma á los demonios.

ME

ratifico en que los errores . de los heresia11cas, desdf!

los primeros siglos, fueron consecuencias, de haber querido en.

tender cada cual

á

su modo los textos divi11os.

Lo

observó

Tertuliano, ·antiquísimo padre, en el libro de las ·prescripcio.

nes.

"Ellos se entrometen, dijo1 en

las cscríturas

y

aducen

argumentos de ellas, Tratandp de la fé pretenden, que no

se debe arguir con 'Otro fundamento, que los documentos es•

critos. De este modo fatigan al firme, atrapan al débil,

y

lle.

nan

á

todos de dudas; Nosotros, comenzamos asentando por

máxima, que

á

estos hombres no se les debe consentir de

.ninguna manera, arguir con

las escrituras. En hecho, estas

disputas no producen otro efeeto, que

des~oncertar

el estóma-·

go

y

el cerebro. Es un errado mctodo apelar

á

las escri–

turas, si estas no deciden ,

ó

hav

á

lo men1Js alguna duda.

Y

aun no es este el éaso de apelár

a

ellas.

Se ha de inquirir

antes,

quien pertenecen?

¿De quién, por quien, en que oca–

sion, a quien se

~ntrcgaron,

para que nnsotros viniesemns

á

ser

c1~stianos1

orque donde la verdad de la

fe- y

de la dis..

ciplina cristiana se

a fundado, alli esta la verdad de la es–

critura, de la in erpre a ion

y

de todas las t radlcionos cris–

tianas-La dhctri1 a e:i con ev idencia veTdadera, que fue pri·

meramente dada.

Po

el

contrario~

es fa lsa, la de ultima da.

ta. Maxirna inmutable contra todos los herejes: que presen.

ten el orijen de sus iglesias, la succesion de sus obispos des–

de los Apóstoles a sus discípulos.

Si vivis cerca de la Italia,

veis con vuestros ojos In Iglesia de Roma.

¡Dichosa iglesia

en la que ros Apóstoles dejaron la herencia de

Sil

doc·trina con

su sangre; donde Pedro fué crucificado como su Maestro, Pa.

blo degollado corno el Bautista! Si esto es asi, es muy cla.

ro, como se ha dicho, que

á

los herejes no .se IPs debe consentir

apel!lr

a

las escrituras, pues no tienen título para

el lo~Se

les pue.

de decir.

¿Quien sois? ¿de donde venís?

¿Que teneis vosotros

extranjeros con mi propiedad?

¿Con que derecho Marcion derri–

bais mis árboles? ¿Con qué autoridad Valentin trastornais el curso

de mis rios1 ¿Con que pretension Apeles, removeis mis linderr s?

El estado es mio: tengo la antigua

y

prirnera posesion de él: tengo

e l título entregado

á

mí por el propietario orijinal: soy heredero ele

los Apóstoles; ellos han declarado su voluntad en mi favo r: ellosº'

exheredaron, os repelieron como á extranjeros

y

enem gos

11 •

Exc LAMABA

el vigoroso S. Gerónimo:

"Nosotros de!iel'\Jos