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fo.

Deten, deten el arpon,

no me

precipites-;Pero

como con

Jábios impuros hablaré de la Deidad de sus atributos de su .

esencia?

¿El grosero ignorante qué podrá decir de la sabi–

duría infinita?

¿El hijo de Adan carnal

y

terreno, se eleva–

rá al EmpíMo para usurpar

á

los Querubines su natut1a leza per–

fecta? Tú los creastes

á

ellos.

me criaste

a

mí. Tan

fá–

éil te

fue

poblar de soles refuljentes tu coro, como conver–

tir el tosco y obscuro barro en luceros y estrellas. Alúm·

btame, dictame lo que voy

á

escribir; las naciones admira–

rán tu misericordia.

CREO en un Dios Creador Omnipetente.

¡,Impío le nie–

gas?

¿Quien formó el primer hombre, el primer brüto, la pri·

mera ave?

¿Como la tierra se adornó con flores, como apa·

recieron los árboles sin semilla? No alcanzas el mistéri1, de

la nada convertida en ser. Este que te parece grande argu–

ménto del atheo, es la prueba mas sublime de la existencia

del inmenso Hacedor. No concíbes el asombroso salto que

hace salir de o que no

fué,

lo q14e vés, lo que eres, lo que

sientes-¡,ha salido? ¡,existe? Niega qµe raciocinas,

ó

busca el

atttor de tu razo -¡,Quieres por Dios al gue rrero Marte, al

aclúltero Jup te

a d

o

~dor

SatuYno't No quiero ninguna

de esas falsas d

j

a e

111e contesfas. Bien: dame tu orijen,

dime ¿cuando ct)menxó Ja exi tencia de todas las cosas?

Loco

te persuades que foor-0

ternas-:-~Quieres

que

19

sea el sol

y

la luna, los mares

y

montanas?

¡,Y lo

que

depende de la jene–

racion como pudo ser eterno? No lo se; es tu ultima res...

puesta. Yo si, porque el firmamento, ni pudo ser¡ trabajado,

ni haberse formado

á

si mismo. Tan füc1l me parece su crea–

cion al podet' de la palabra de un ente soberano inconocido,

como absurda su casual aparicion, sn inct'eada existencia. ¡,Se

puede concilial' orden, sin ordenador; leyes permanentes in–

mutables, sin

lejislador inmutable

y

permanente? Una cho–

sa no subsiste, sin que haya quien la cuide

y

gobierne

¿y

los

cielos

y

la tie rra guardaran por sí mismos exaeto metodo en

sus periodos, que no pudieron alterar los siglos? Erré cre•

yendo que la naturaleza hab1a sido eterna con Dios. Renove

una herej ía, si n tener noticia de ella. Mi engaño acaso lo dis–

culpará el fil osofo ¿qué fil osofo abogará por el athe11?

(.)

----------

[ ·l

E xistiese Job,

á

fuese el libro un poema inspirado por

el Espíritu-Santo alli se lidllan las bellezas mds tocantes. "¿Don–

de estabais, dice el Señor, cuando yo arrojaba los cimientos de