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con menos desconfianza de mis conceptos.
r
"Confesemos, d·¡.,
ce; que al medio de tantos.
enemigo~,
de tantas herejes; de'
tan~
tos rebeldes, que nos rodean, debemos mucho
á
los prinQipes,
que nos ponen
a
cubiel't0'1 de. SllS
insultos~ 1¡
.Nuestras. manos,
que no pueden mas, que levantarse·
á .
los delos ,son
dichosa~
mente sostenidas por su poder
11 •
Recue1;da
á
·un Rtiy de
fo.,
glaterra y su exclamacion piadosisima,
"Yo tengo la espada.
de Constantino, tú la de Pedro, demonos la mano y juntemos
espada con espacia.
S1 Benigno Bosuet juzgaba asi, ;,como babia de convenir
en una soberanía absoluta
é
independiente? Su sermon de la
unidad
y
otras de sus obras acreditan, que quiso sostener ese
equilibrio justo, por que clamamos los verdaderos catolicos.
¿Sería Bosuet mas santo, que S. Luis?
Pues no hay litera–
to, qllc no · esté instruido de sus contestaciones
a
la silla Apos·
tolica, sosteniendo los derechos reales en compdencias eclesias–
ticas. Traigase
á
la memoria su pragrnatica del año de
1~69,
que
tan sin razon el padre Daniel pone en <luda. [.] E stoy cierto, de
que habrá nueva ocasi()n de potier en tortura las extempora–
neas d<>ct1
1
inas <le! defonsm de a supremacia.
CoNdLu
este
~rt'culo
en que me detuve con exceso.
Queden tranc
J.
s 18
úet
y
F.melon:
las doct ·inas de ellos,
no varian un punto de las
mías. La potestad eclesiastica
es espiritua l, sfn gu
en ella puedan tocar
lo~
Príncipes. A
esta potes ad corrcspon
e.
nocer eQ
las doctrinas sobre
fé,
dogmas, sacramentos y de la discipl'ina intimamente conexa
con esas µartes. Es propio del g<>bierno secular lo acciden–
tal y externo: poder tarnbien divino, pues viene de Dio -:
a
él estan •sujetos los ministros de la Iglesia.
Siento, que se
separe de estas ideas un sábio, que tomando un partido mo–
derado, nos seria muy util por sus eminentes conocimientos.
Lo exajerado de · sus doctrinas, hace odiosa la misma causa,
que defiende, y .arma contra la relijion
á
los protestantes
y
libertinos.
.
REu IENDO en pequeño argumento, cuanto he esc rito hasta ·
aqui en estos prolegomenos, presento como leyes eclesiasticas,
las escrituras, la tradicion, las costumbres, las decretales de los
Pontifices espedidas, para mantener la pureza de la
fé,
de la
i:norál,
y
de
la disciplina; las seutencias de los PP. recibidas
por todas las Iglesias particulares,
y
formando el voto de la
11'1.ably
obs su1·
l'
his toire
d~
Franc.
L .
4.